Lo de las nuevas tecnologías tiene su punto. Siempre empiezo diciendo que no me hace falta y luego me engancho. Imagino que a todos nos pasa lo mismo.
La última ha sido el smartphone, sólo hace medio año que lo tengo y ya no se vivir sin el. ¿Qué haría yo sin mis whatsapps, sin mirar el correo, el facebook, el tiempo que va a hacer, el periódico, sin poder hacer el check-in on line...? Y eso que desactivo la itinerancia de datos cuando estoy en el extranjero para que no me claven una buena factura. Pero ahora en cualquier sitio tienes una cafetería, restaurante u hotel con wi-fi... o lo pirateas directamente (yo no pago la del hotel y me paso el día conectada. A veces se cuelga, pero para lo que me cuesta...jajaja). Hasta he podido hablar con mi mami a través de Skipe un montón de tiempo. Tenía miedo a que se cortara, pero para nada, hasta que nos hemos cansado.
Cada día descubro nuevas funciones y estoy más colgada del aparatito... Supongo que esto no es nada nuevo, porque en cualquier lugar encuentras a alguien dándole al teléfono. A veces parecemos autistas. Pero lo cierto es que estoy encantada con él. Me ha facilitado mucho mis viajes, por ejemplo. No va a sustituir, al menos por ahora, al portátil, pero ¡le está quitando trabajo!.
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