lunes, 16 de enero de 2017

Filipinas. El Volcán Taal

El Volcán Taal se encuentra a unos 60 kilómetros al sur de Manila, así que decidimos salir a las cinco y media para evitar el atasco que se forma en una cuidad de unos 12 millones de habitantes por las mañanas en los días laborables, máxime tratándose de un lunes. Así que hemos madrugado y antes de las cinco ya estábamos en pie e intentando desayunar algo a pesar de que a estas horas no me entra nada.





Pero el chófer que habíamos contratado se ha presentado a las siete menos cuarto, con la típica sonrisa filipina y diciendo que había atasco. Algo que podría haber evitado perfectamente si hubiera salido a la hora que debía. Pero esto es Filipinas. Espero que los días que tenemos que ir al aeropuerto no pase lo mismo. A las siete había un atasco monumental y hemos tardado un montón en llegar a Tagaytay, un popular destino de vacaciones para los sufridos habitantes de Manila. 





Llegados a este punto hay que aclarar algo sobre el Taal. Dicen que es el volcán en activo mas pequeño del mundo y se encuentra en el lago Taal, a su vez situado en una caldera formada hace miles de años por una gran erupción.



Así que, aunque parezca un trabalenguas, se trata de una isla (Vulcano Point) dentro de un lago (Crater Lake), dentro de un volcán (Taal), dentro de un lago (Taal), dentro de un cráter, dentro de una isla (Luzón).




Cuando se llega a lo alto de la caldera hay unas bonitas vistas del lago Taal y la isla volcán del mismo nombre. Hay que bajar una sinuosa carretera con mucha pendiente hasta que llegamos a Talisay donde alquilamos una bangka, una barca típica filipina que a los lados lleva batangas, una especie de balancines de bambú que las hacen más estables. En unos veinte minutos, nos atraviesa el lago hasta la isla.





En realidad en la isla no hay un único volcán, se sube al mayor, el que tiene el lago y la islita en su interior, pero se han identificado más de cuarenta conos volcánicos y cráteres, el más visible y fotografiado, que a menudo se confunde con el cráter principal es Binintiang Malaki. Este cono de 263 metros está en el noreste de la isla a la que se une por un pequeño istmo y se formó  durante una erupción en 1707.






Nada mas llegar ya te empiezan a asaltar los guías. Nosotros contratamos a una (500 pesos por grupo) pero realmente no hace ninguna falta porque el sendero principal está muy bien marcado y no tiene pérdida. Con pagar la tasa de 100 pesos por persona, menos de dos euros, es suficiente.







Puede hacerse la subida al volcán en unos pequeños caballos que llevan las gentes del lugar, muchas veces niños, (500 pesos por cabeza, casi 10€) pero nosotros preferimos subir andando.








La pendiente no es complicada y en media hora o menos se puede estar arriba. Pero merece la pena subir tranquilamente y disfrutar del paisaje y de las vistas, que van cambiando conforme ascendemos y que llegan a abarcar gran parte de la isla y del lago.



Por el camino se pueden observar un montón de pequeñas fumarolas. De hecho la guía nos dijo que hay mas de cuarenta volcanes en la isla y supongo que se referiría a esto.











Llegar arriba y ver la laguna de aguas verdes y calientes, que a veces y en algunas zonas llegan a hervir, es un premio. Las vistas son preciosas y dan ganas de quedarse allí sin parar de hacer fotos. Sin embargo es uno de los volcanes más activos y vigilados de la región. Su erupción de 1911 causó 1334 muertos y las cenizas llegaron a Manila.





Los niños te ofrecen al principio del sendero unas mascarillas para el polvo del camino. A mi no me parecen necesarias y ademas me agobian un montón, pero polvo hay un rato, sobre todo cuando te cruzas con los caballos.







Hay muchos niños trabajando, algunos muy pequeños y, aunque se ve mucha pobreza, suelen lucir unas preciosas sonrisas en sus caritas. Realmente, debido a que en el pasado las erupciones del volcán causaron muchos muertos, está prohibido vivir en la isla.







Pero cientos de personas desafían a las autoridades y a la ira del volcán, que pese a su idílico aspecto registró su última erupción importante en 1977, y viven allí. Se dedican a cultivar las fértiles tierras volcánicas, tienen animales como vacas o cabras y, sobre todo, viven del turismo.





A la vuelta el viento era cada vez más fuerte y las olas que se formaban eran bastante altas para ser un lago. Finalmente nos ha pillado una tormenta en medio del lago y, a pesar de que el barquero ha ido mucho más despacio, el agua estaba tan picada que nos hemos calado completamente. Las olas entraban en el barco y nos duchaban literalmente a pesar de que nos dejó una lona para cubrirnos.









Llegamos al embarcadero y ya estaba esperándonos el chófer para volver a Manila. Pero a pesar de no parar a comer y tomarnos solamente unos sándwiches por el camino, no hemos podido evitar el atasco de entrada a Manila y no hemos llegado hasta las siete de la tarde. Eso si, a veces el camino se hace ameno viendo por ejemplo un triciclo en el que va sentado al volante, sobre las rodillas de su padre, un niño de apenas tres añitos...





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