viernes, 27 de julio de 2018

Bali. Centro de la isla. Pura Pengumuman, Goa Gajah, terrazas de arroz de Tegallalang, Gunung Kawi, Pura Tirta Empul, volcán Gunung Batur, lago Batur, Pura Ulun Danu Batur y Pura Kehen.

Bali tiene mucho que ver y desde luego es mucho más que playa. Y puestos a a elegir me pareció que lo más característico de esta isla son sus templos. Hay cientos.


Hasta la aldea más insignificante tiene como mínimo tres templos, muchos de los cuales te dejan con la boca abierta: el pura puseh o templo de los orígenes, el pura desa o templo de la aldea y el pura dalem o templo de los muertos.


Cuando hablé con nuestro guía en Bali para ponernos de acuerdo en los itinerarios a seguir me sugirió un mínimo de tres días y tres zonas: centro, este y oeste de la isla. Y así vamos a hacerlo.
Hoy hemos empezado por la zona centro, alrededores de Ubud y zona del volcán y del lago Batur.





El primer templo en el que paramos no es de los mas conocidos y se llama Pura Pengumuman. Hemos podido comprobar como los escultores trabajaban restaurando las estatuas y los motivos ornamentales del templo. Había diversos patios y pabellones y en uno de ellos un pequeño estanque con tortugas. No paramos mucho tiempo porque hoy hay muchas cosas que ver.




Pasando por las aldeas nos hemos dado cuenta de que son unos grandes artesanos. Al lado de la carretera siempre hay pequeñas tiendas donde venden cestería y trabajos en madera, algunos con mucho mérito.




El templo de Goa Gajah, la cueva del elefante, es un complejo en el que destaca una cueva escavada en la roca en forma de T y con un altar a cada lado. Su fama viene dada por la portada tallada en la piedra y que representa a un elefante.




Los europeos no la conocieron hasta principios de siglo XX. En 1954 se descubrió una especie de piscina ceremonial con unos manantiales. Todo el complejo está por debajo del nivel de las tierras circundantes e incluye en un nivel inferior jardines, una pequeña cascada y algún santuario.





Las terrazas de arroz de Tegallalang, cerca de Ubud, son famosas por el bello paisaje que se puede observar ya desde lo alto de la carretera. Aquí se puede conocer el antiguo sistema del subak, un sistema de riego gestionado por los balineses en forma de cooperativa.




Como ya empieza a ser costumbre damos un donativo para poder bajar por un sendero y hacer un pequeño recorrido por lo alto de las terrazas, divisando la  preciosa panorámica de todo el valle y cómo los campesinos trabajan sus parcelas.



Aquí además se pueden hacer actividades mucho más turísticas como tirolinas o algo que parece que está muy de moda en Bali porque ya lo hemos visto en más sitios, y es montarse en un enorme columpio que te descuelga sobre el vacío. La gente aprovecha para hacerse fotos que desde luego son espectaculares.




El templo de Gunung Kawi está en un valle en cuyas laderas se han tallado nueve grandes monumentos funerarios que se cree que fueron construidos en el siglo XI para el rey Anak Wungsu y sus esposas.




Hay que bajar unos cuantos tramos de escaleras antes de llegar y se pueden ir contemplando a los lados bonitos arrozales entre palmeras. La subida se hace menos dura porque a lo largo de las escaleras hay un montón de puestos de artesanía.





Muy cerca de Gunung Kawi está Pura Tirta Empul, un templo muy conocido por su manantial sagrado al que acuden balineses de toda la isla para los rituales de purificación. Su nombre significa "arroyo claro como el cristal" y se cree que sus aguas tienen propiedades mágicas y curativas.




La piscina de piedra se llena por 12 caños que provienen del manantial. Desde luego es un lugar muy turístico y muy fotogénico pero, francamente, me parece una falta de respeto hacia los balineses cuando los turistas se meten a la piscina para hacerse las fotos o los selfies de turno.





El templo data del siglo X y además de las piscinas tiene varios pabellones en los que pudimos observar a la gente rezando y realizando sus ofrendas. Creo que tenía que ver con que había luna llena y un eclipse, algo que debe ser muy importante en su religión.






Y ya salimos a la  zona de Kintamani y del volcán Gunung Batur, que aunque no es el más alto de Bali, porque ese honor le corresponde al Agung, sí que es uno de los más activos. 
Estuvimos comiendo en un restaurante de los muchos que hay en la zona, con unas preciosas vistas del volcán y del lago Batur a sus pies.




Y cómo me gusta probar la gastronomía del lugar pues aproveché para comer Mie goreng, fideos fritos con salsa de soja, pollo y verduras, Satay, una especie de brochetas de pollo con salsa de cacahuetes y de postre piña. Y me decidí a probar Burbur injin, algo parecido a nuestro arroz con leche pero hecho con arroz negro, leche de coco y azúcar de palma. Me resultó un poco empalagoso y al final sabía algo como a humo. No sé si sería normal o es que no estaba bien cocinado. Y todo ello con la omnipresente cerveza indonesia.




Cuando llegamos a Pura Ulun Danu Batur, uno de los templos más importantes de Bali por su relación con el lago Batur, que alimenta el sistema de riego de las regiones de Gianyar y Bangli  mediante una serie de manantiales subterráneos,  tuvimos la suerte de ver una baris gede, una antigua danza ritual ejecutada por bailarines vestidos de soldados antiguos con sus mejores galas.





Y además aquí no había casi turistas, nada que ver con la aglomeración de la danza kecak del templo de Uluwatu. Y una orquesta o gamelan estaba tocando instrumentos tradicionales como los gangsa.
Además un montón de gente vistiendo de fiesta llevaba sus ofrendas al templo de la diosa del lago Batur: Ida Betari Dewi Ulun Danu, y las imágenes eran de lo más vistoso.




En realidad el antiguo templo se encontraba más cerca del lago y se salvó milagrosamente de la destrucción en la erupción volcánica de 1917, cuando el río de lava se detuvo a pocos metros de sus muros. Así que fue en 1926 cuando una nueva erupción llevó a los aldeanos a trasladar el templo a su ubicación actual.




Pero no pudimos quedarnos todo el tiempo que nos habría gustado porque queríamos ver todavía un último templo, Pura Kehen. Es del siglo XII y está en 8 bancales ascendentes en la ladera de una colina, en el primero de los cuales hay un enorme árbol entre cuyas ramas puede distinguirse un kulkul con un tambor de alarma.




La escalinata que asciende hasta el santuario es impresionante y tuvimos la suerte de que a esas horas ya no había nadie. En realidad lo único que había era una pareja rezando y unas cuantas gallinas paseando por el recinto. Cuando salimos nos encontramos con una mujer y sus hijos que iban a hacer sus ofrendas.




Por lo demás estuvimos solos y eso que el templo de verdad que merece la pena, aunque por supuesto había que hacer un donativo.
Ya anocheciendo volvimos hacia nuestro hotel. Se me hizo un poco largo el camino pero es que las carreteras de Bali son así.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

:-) ¿Eras tú la de la tirolina? :-)))

Me ha gustado mucho todo...Muak!
Neutrina

Cdeiscar dijo...

No, no suelo salir en las fotos 😉
😘

Anónimo dijo...

Deseo que hayas empezado muy bien el año! Feliz 2019! Un abrazo de tu seguidora
Neutrina :-)*

Cdeiscar dijo...

Feliz año nuevo, Neutrina 😘