miércoles, 25 de julio de 2018

Lomboc - Bali

Bueno, pues si los hoteles están superando nuestras expectativas, la otra cara de la moneda son los transportes. Si habíamos quedado en que pasaban a recogernos por el hotel de 10 a 10.30, pues se han presentado a las 11 de la mañana. Eso si, esta vez nos han dicho un escueto excuse me for the delete.




Y como me temía la empresa de los fast boat, Giligili Fast Boat, ha vuelto a llevarnos al ferry: que el mar está revuelto y no pueden salir sus barcos rápidos. Lo que no hacen es devolvernos nuestro dinero. Eso si,  a medio camino paró el viejo autobús en un supermercado Alfa para comprar botellines de agua para los sufridos viajeros y una bolsa de patatas fritas para el conductor que debía estar ya agotado.


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Así que hemos llegado a las 12.00 al puerto de Lembar y nos hemos dispuesto a esperar en una larga cola a que llegara el momento de embarcar.
A las 13.00 llegaba el ferry y empezaba el desembarco con una lentitud pasmosa. Y por fin a las 13.30 conseguíamos subir a la primera cubierta y pillar una mesa y unos taburetes al aire libre, sorteando decenas de porteadores que literalmente te quitaban la maleta de la mano y de vendedores de última hora de todo tipo de mercancías: fruta, cerveza local, noodles, camisetas, piñas, snacks, café... en lo que embarcaban todos los vehículos en la bodega.



Cuánto me arrepiento de no haber cogido un avión de Lomboc a Bali. Pero me parecía que tan poca distancia no merecía la pena... Y eso que en Filipinas ni me lo pensé, pero allí las distancias entre las islas que visitamos eran mayores.



Dos horas embarcados y finalmente hemos partido del puerto a las 15.30. El ferry se bamboleaba mucho, había bastante oleaje y supuse que eso haría que fuéramos aún más despacio...



Al final llegamos a puerto antes de hora, a las 19.30, pero cuando nos estábamos preparando para desembarcar nos dijeron por megafonía que teníamos que esperar 5 horas a que subiera la marea para poder atracar. Yo dudaba haberlo entendido bien. Pero era real. Una auténtica pesadilla, porque sólo teníamos unos taburetes para sentarnos y cualquier centímetro cuadrado de suelo estaba ocupado por gente que se acomodaba entre las mochilas y las maletas como buenamente podía. Y el frío, la humedad y el viento hizo que todos nos pusiéramos encima todo lo que pillábamos: camisetas, sudaderas, toallas, de todo varias capas porque la ropa que llevamos es fina, de verano.



A las tres de la mañana el barco empieza a moverse y ante mi sorpresa, en vez de desembarcar empieza a alejarse del puerto mar adentro. Y sin avisar de nada. A las cuatro y cuarto volvemos a entrar en Padang Bay. Yo no entiendo nada pero la travesía debía durar cuatro o cinco horas y llevamos 15 horas.



Finalmente y tras una complicada maniobra de atraque, a las 5 de la mañana y tras 15 horas,  pudimos pisar el puerto de Padang Bay y buscar transporte hacía nuestro hotel de Kuta. En poco más de una hora llegábamos, pese a que a esas horas ya había mucho tráfico. Y a las 6.30, tras hacer el checkin decidimos desayunar antes de acostamos, porque llevábamos casi un día entero sin comer más que un plátano y una bolsa de nachos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Maaare meva...
Neutrina

Cdeiscar dijo...

Fue una pesadilla pero es una experiencia más!