jueves, 6 de julio de 2017

Despedida de Saigón (Ho Chi Minh City)

Como nuestro vuelo no sale hasta las 19:30 de la tarde hemos podido aprovechar la mañana para conocer algo más del centro de Saigón. Primero hemos querido conocer un templo en esta ciudad. Aquí no hay edificios tan antiguos como en Hanoi o en otras partes del país. Pero nos pareció interesante ver la Pagoda del Emperador de Jade. Quizás el más famoso de Saigón.



Como estaba un poco lejos del hotel, a unos 3 km, paramos un taxi sin saber muy bien lo que nos iba a cobrar. Nos habían dicho que eran baratos y que cogiéramos los verdes que eran los mejores. Pero la carrera no llegó a los 2 € al cambio. A mí me pareció tan tirado de precio que es que dudaba si se habría confundido el taxista. Así que hasta le dejamos propina al pobre.


El templo no es tan espectacular ni tan grande como otros que hemos visto en otras ciudades del país. Está medio escondido en una callejuela y se compone de varios anexos. Hay un edificio principal y luego dos laterales unidos por unos pasillos bastante estrechos. Fue construido por la comunidad cantonesa en 1909. Es un templo taoísta que cuenta con las mejores tallas de madera de la ciudad.



Y en el lado de la derecha además hay una escalera que permite subir a otro templito un poquito más arriba y a una terraza desde la que se pueden contemplar los tejados con remates de colores y tejas esmaltadas en verde.




Es muy curioso el templo de las mujeres. Está a la izquierda del salón principal y hay muchas mujeres, acompañadas de sus maridos, rezando para pedir fertilidad a Kinh Hoa.



En ningún otro templo hemos visto tantos fieles y tan pocos turistas, lo cual le daba un aire mucho más auténtico.



A la vuelta hemos cogido otro taxi hasta la Catedral de Notre Dame. Allí, en la Plaza de París o Cong xa Paris, hemos entrado en una cafetería bastante cara para los estándares vietnamitas y nos hemos tomado unos granizados mientras decidíamos que hacer.


Finalmente hemos dado una vuelta por la plaza y cuando ha empezado la tromba de agua de las 2 de la tarde nos hemos refugiado en un McDonalds cercano.



Cuando, al poco rato, ha escampado, hemos decidido dar un paseo por la antigua calle Catinat de los franceses hasta el puerto. Hoy ha cambiado su nombre y se llama Dong Khoi. Pero todavía conserva muchos vestigios de la época colonial, el antiguo ayuntamiento, el teatro, los hoteles ...



Girando a la derecha por Le Thanh Ton está el antiguo Hotel de la Ville del período colonial, hoy sede del Comité Popular. Volvimos a Dong Khoi  hasta la plaza Lam Son, donde están los hoteles más famosos, el Continental y el Caravelle y en el medio el Teatro de la Ópera. En el Continental, por ejemplo, se alojaron Graham Green y Somerset Maugham.




Ha sido un agradable paseo a pesar de el tráfico y de que de vez en cuando llovía otro poquito.  Más adelante encontramos a la derecha otra leyenda de Saigón: el Maxim's Nam An. Y ya al final de la calle, el Hotel Majestic.



Cuando hemos terminado hemos vuelto a nuestro hotel, que estaba muy cerca, y hemos esperado el transporte al aeropuerto. Casi 8 horas hasta Doha y casi otras 8 hasta Madrid. Es lo peor de los viajes...

miércoles, 5 de julio de 2017

Vietnam: War Remnants Museum y Delta del Mekong

A primera hora y antes de salir para el Delta del Mekong hemos ido al War Remnants Museum, el Museo de Vestigios de la Guerra. Que puedo decir. No es el tipo de museos al que voy por iniciativa propia. Me pasó en Hiroshima y ahora me pasa aquí. Es duro, muy duro.



Casi todo son fotografías de los grandes reporteros gráficos que cubrieron la guerra de Vietnam. Que por cierto, no sabía yo que Robert Capa murió aquí en 1954, al pisar una mina mientras cubría la Guerra de Indochina.


Y aunque el museo es partidista tampoco engaña. Aunque falte la parte de los vencidos, hay lo que hay. Quizá una de las salas más duras es la dedicada al agente naranja, pero las demás no se quedan atrás. En fin, que no se si lo recomendaría. Desde luego a personas muy sensibles no, porque van a pasar muy mal rato. Por otro lado no podemos cerrar los ojos a la realidad. Y ésta no es una guerra, son todas.





Hemos tardado algo más de una hora en llegar a My Tho, la zona del Delta a la que íbamos. Todo demasiado artificial, demasiado organizado. Primero montamos en un barco y cruzamos el rio Tiên hacia Ben Tre para ir hasta una isla en la que hemos tomado algo de fruta mientras un grupo tocaba y cantaba canciones tradicionales.




Caminando por senderos entre la vegetación y huertos llegamos a una granja de flores en la que la atracción principal eran las grandes boas que tenían en jaulas y que ponían en el cuello a los turistas. No me gustan ese tipo de "atracciones". Me dan pena los animales.



Seguidamente entramos en un lugar en el que nos ofrecieron un té con miel, polen y limón. La finalidad, claro, era vendernos sus productos, desde complementos dietéticos a cosméticos.




Subimos de nuevo al barco hasta Tan Thach y visitamos una fábrica en la que, con métodos tradicionales, hacen caramelos de dulce de coco. Hoy todo ha sido muy tipo turista. A mi lo que más me ha llamado la atención era que mientras las mujeres trabajaban, los hombres estaban por allí tocándose las narices y solamente se levantó uno para demostrarnos como partían los cocos.




Un pequeño paseo con un carro tirado por un caballo. Nada especial. Bastante aburrido. Mucho mejor ha estado el paseo en canoa por uno de los muchos canales cubiertos por la vegetación que recorren las tierras del Delta del Mecong. Que por cierto, son tan fértiles que dan tres cosechas al año.





Finalmente hemos ido a comer a un restaurante típico. En un jardín. No estaba mal pero ni el lugar ni la comida daban para mucho más. Además empezó a llover como sólo llueve en los trópicos. Parece que se abre el cielo en dos y deja caer de golpe todo el agua. Esperaba más del día de hoy.

martes, 4 de julio de 2017

Vietnam: Saigón (o Ho Chi Min City)

Nuestro avión ha salido de Hue con un retraso de tres horas. Por lo menos estábamos avisados y no hemos tenido que madrugar.



Desde la ventanilla del avión podía verse la zona del lago Lap An, la barra de tierra que lo separa del mar, su abertura y el largo puente que cruzamos hace dos días.




Así que hemos llegado a la antigua Saigón, hoy Ho Chi Min City, a mediodía, con lo cual directamente a comer. Hoy ya ha tocado comida normal, o sea, ensalada césar y filete.





Desde el primer momento se notan las diferencias con Hanoi. Su historia es menos rica y tiene pocos monumentos al nivel de los de la capital, pero es una ciudad mucho más abierta y cosmopolita. Y aunque no tenga hermosos templos y pagodas, cuenta con importantes vestigios de la época colonial francesa.





Por la tarde hemos ido  a ver el Palacio de la Reunificación, un edificio construido en 1966 sobre las ruinas del antiguo palacio que construyeron los franceses y que fue bombardeado en el fallido intento de golpe de estado de 1962.



El nuevo palacio se ideó siguiendo las normas del Feng Sui e integrando las formas de los caracteres chinos que corresponden a la educación, la buena fortuna y la consistencia en la planta. La fachada se inspira en el bambú.



Se puede ir por libre, pero la visita guiada es gratuita. En la primera planta se pueden ver la Sala del Gabinete, el comedor y la Sala de conferencias. En la tercera planta hay un casino y un cine.





En la segunda planta está el despacho del presidente, comunicado mediante pasadizos con el búnker del sótano. También está la sala de presentación de credenciales, donde el presidente recibía a los embajadores.




La terraza tiene un helipuerto, con helicóptero incluido y buenas vistas de los jardines del palacio y de los alrededores.




Lo más original seguramente es el laberinto de pasillos y cuartos de hormigón del búnker del sótano, con mapas, aparatos electrónicos y de telefonía que parecen sacados de una película de los años 60 o 70. Finalmente en la planta baja enseñan la cocina, con sus woks y sus "robots de cocina" y fregaderos de acero inoxidable.



La Catedral de Notre Dame está en el extremo norte de la antigua calle Catinat de los franceses, hoy bautizada como Dong Khoi, y alza sus campanarios gemelos de 56 metros de altitud en la Plaza de París. Estaba cerrada, así que nos conformamos con verla por fuera.





La Oficina Central de Correos es de finales del siglo XIX y es un diseño de la empresa de Eiffel que recuerda a una estación de trenes. El interior está presidido por un gran retrato de Ho Chi Minh




Al ir al hotel ha hacer el chek-in nos han dicho que nuestra reserva estaba anulada. Así sin más, y por mucho que hemos insistido, ya que además ya estaba pagado, lo único que conseguimos fue que nos llevaran a otro, mejor situado pero más viejo...


Con tanto jaleo, cuando llegamos al nuevo hotel ya era tarde y ya no hemos salido a ver el mercado nocturno que teníamos cerca. Con suerte, mañana o pasado iremos.