martes, 24 de julio de 2018

Lomboc. Islas Gili


A las nueve hemos quedado para ir a las Islas Gili,  que en idioma sasak significa isla pequeña, en un barco tradicional desde el puerto de Mangsit, a medio kilómetro del hotel, en la playa de Senggigi. No ha llegado a 1.500.000 rupias (menos de 30€ por persona) con guía-instructor (es nuestra primera vez), seguro y equipo de snorkel incluido. Nuestro guía es un chico que se llama Rom y que se ha portado de maravilla.




Las Islas Gili son tres: Gili Trawangan, Gili Meno y Gili Air y son famosas por la gran cantidad de vida marina que albergan sus arrecifes de coral. Más de 3.500 especies habitan aquí. Hemos estado haciendo snorkel en diferentes puntos de la costa de las tres islas.



Empezamos en la más grande y alejada de la costa de Lomboc, Gili Trawangan, con tan buena suerte que nada más entrar en el agua hemos visto unas enormes tortugas marinas. Y montones de peces de todos los tamaños, formas y colores imaginables. No he podido remediar acordarme de la película Nemo al ver los peces payaso.




Después hemos ido a una zona entre  Gili Air y Gili Meno en la que había unas esculturas submarinas de un artista llamado Jason deCaires Taylor y muchísimos peces de diferentes especies nadando alrededor.




Tras la sorpresa de las esculturas y un par de inmersiones más, bajamos a comer en Gili Air. Como era pronto y habíamos desayunado mucho no tomamos más que unas bebidas y un plato de nachos. Por delante del bar pasaban los coches de caballos y las bicis, ya que en estas islas no están permitidos los vehículos a motor.






Y allí nos hemos dado cuenta de que el volcán Agung, que aunque está en la vecina Bali se ve perfectamente desde aquí, estaba literalmente echando humo. Y sólo hace un mes que tuvo la última erupción. Que no vaya a más.




Nuestra última inmersión en las cercanías de Gili Air ha sido realmente espectacular, en medio de cientos de peces que te pasaban rozando y que llegaban a mordisquearte los dedos si dejabas la mano quieta. Increíble. Pececitos azulón brillante, peces payaso, nemo, y muchísimos más de colores y formas alucinantes.





Me ha dado mucha pena dejar este verdadero paraíso y volver al hotel. Aunque desde luego el hotel es para quedarse aquí una buena temporada.
Hemos cenado pronto en el restaurante de lo alto del acantilado con las olas rompiendo a nuestros pies y el volcán Agung que sigue humeando teñido de los rojos del ocaso.


*Las fotografías submarinas reflejan lo más exactamente posible lo que vimos, pero no son mías :(

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres una privilegiada. Gracias por enseñarme tanto!
Neutrina

Cdeiscar dijo...

Es un auténtico paraíso, un lugar para quedarse mucho tiempo