Aunque anoche ya nos dimos una vuelta por Ronda es hoy cuando vamos a verla de verdad. Y empezamos por la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, que abría a las 10 de la mañana y a la que ya había llegado algún autobús.
En su origen fue una corporación nobiliaria creada en 1573 mediante Real Cédula por Felipe II y hoy es una entidad cultural centrada en gestionar la Escuela de Equitación, el legado histórico y documental y la Plaza de Toros, que fue construida en el siglo XVIII por el mismo arquitecto que se encargó del proyecto del Puente Nuevo y es una de las más antiguas y bonitas de España. Aunque no se sea taurino merece la pena verla.
Pueden recorrerse las instalaciones de los toriles, los corrales y la Escuela de Equitación, una de las más antiguas y reputadas de España, fundada dos años después de la escuela de Viena. Además hay una colección de armas de fuego antiguas y la Real Guarnicionería de la Casa de Orleans.
Desde allí salimos hacia los jardines de la Alameda, que están por detrás. En el kiosco de música había una chica tocando el arpa. Era una música muy relajante, parecían canciones medievales y al final compramos un disco.
Desde el Mirador de la Alameda hay unas vistas impresionantes de los alrededores de Ronda y su Serranía. De hecho se le llama popularmente "el mirador del coño" por la exclamación que muchos sueltan cuando están allí.
Llegamos al Parador y allí en su terraza, al solecito y con relajantes vistas, nos tomamos unos cafés. Cruzamos el Puente Nuevo y llegamos a los jardines de la Plaza de María Auxiliadora o del Campillo para bajar, esta vez de día, por el Camino de los Molinos hasta el Mirador del Puente Nuevo a ver la panorámica de Ronda desde abajo. Por debajo del mirador está el Arco del Cristo y las murallas de la Albacara.
Había bastante más gente que por la noche. Seguimos el estrecho sendero que baja hasta el río y vimos de cerca la cascada que forma el Guadalavín. Pasamos por debajo del puente hasta las instalaciones del salto de agua de la central hidroeléctrica. Pensábamos subir por el otro lado pero allí la ruta se interrumpía así que volvimos por el mismo sitio.
Desde el Mirador de la Alameda hay unas vistas impresionantes de los alrededores de Ronda y su Serranía. De hecho se le llama popularmente "el mirador del coño" por la exclamación que muchos sueltan cuando están allí.
Llegamos al Parador y allí en su terraza, al solecito y con relajantes vistas, nos tomamos unos cafés. Cruzamos el Puente Nuevo y llegamos a los jardines de la Plaza de María Auxiliadora o del Campillo para bajar, esta vez de día, por el Camino de los Molinos hasta el Mirador del Puente Nuevo a ver la panorámica de Ronda desde abajo. Por debajo del mirador está el Arco del Cristo y las murallas de la Albacara.
Había bastante más gente que por la noche. Seguimos el estrecho sendero que baja hasta el río y vimos de cerca la cascada que forma el Guadalavín. Pasamos por debajo del puente hasta las instalaciones del salto de agua de la central hidroeléctrica. Pensábamos subir por el otro lado pero allí la ruta se interrumpía así que volvimos por el mismo sitio.
Al llegar arriba paseamos hasta el Museo de Ronda, en el Palacio de Mondragón, en el que se dice que residió el rey Abbel Malik, hijo del Sultán de Marruecos. Estuvimos comiendo en una terraza en la tranquila Plaza de Mondragón, un menú sencillo y barato a la sombra de los naranjos.
Seguimos hasta la Iglesia de Santa María la Mayor, construida en el lugar donde se levantaba la Mezquita Mayor de la medina y de la que se conserva el arco y un trozo del muro del Mirhab con decoración de ataurique.
En la misma plaza Duquesa de Parcent está el Ayuntamiento, que fue construido como cuartel de milicias en el siglo XVIII. Seguimos más adelante para bajar hasta la muralla por la Calle Goleta hasta la Puerta de la Cíjara.
Las murallas de Ronda, construidas inicialmente en tapial en el siglo XII y reparadas en el siglo XIV con mampostería de hiladas de piedras, ocupaban un puesto intermedio entre la cerca del arrabal viejo, de la que se conservan algunas torres y paños y otras interiores colgadas de la roca. Entre las dos interiores corría un camino a modo de un pasillo militar asentado en la roca.
Hoy es un bonito paseo que cruzando la Puerta de la Cíjara nos conduce hasta el puente y baños árabes y al Barrio de Padre Jesús, exponente de la arquitectura tradicional. Poco más abajo están los Baños Árabes pero por desgracia en fines de semana cierran por la tarde, así que nos quedamos con las ganas... Intentaremos volver.
Cerca de los Baños está el Puente de San Miguel, probablemente árabe, y poco más arriba el Puente Viejo, un puente peatonal del siglo XVI y el arco de Felipe V.
Conocido popularmente como puente romano, no hay nada en la actual fábrica del Puente de San Miguel de esa época. Lo que se puede observar tampoco es totalmente islámico, ya que ha sufrido varias reparaciones por las crecidas del río. Tiene un solo arco de medio punto apoyado sobre sólidos estribos y con cubierta a dos aguas.
El Puente Viejo fue el segundo de los puentes que se hubo en la ciudad hasta el siglo XVIII, cuándo se construyó el Puente Nuevo. Se edificó en el siglo XVI. Es un puente de un solo arco con rosca de doble ladrillo. Los balcones que hoy lo adornan así como su pretil, son obras de su última restauración realizada en los años 60 del pasado siglo.
El Puente Viejo fue el segundo de los puentes que se hubo en la ciudad hasta el siglo XVIII, cuándo se construyó el Puente Nuevo. Se edificó en el siglo XVI. Es un puente de un solo arco con rosca de doble ladrillo. Los balcones que hoy lo adornan así como su pretil, son obras de su última restauración realizada en los años 60 del pasado siglo.
Cruzamos hasta la Fuente de los Ocho Caños, de piedra y con un lado para uso de personas y el otro como abrevadero de animales, y la Iglesia del Padre Jesús.
Hemos seguido hasta la plaza de España y ahí he visto que la luz de la tarde iluminaba de un modo muy especial el Tajo... y he vuelto a bajar. Con calma, disfrutando de las vistas y el entorno...
A la vuelta, un nuevo paseo deambulando por la parte vieja de Ronda, el Alminar de San Sebastián y tantos bonitos rincones...
De nuevo en la Plaza de España, entramos a una cafetería y como la comida fue ligera hemos merendado un chocolate con churros... No se si cenaremos ya hoy o cuando me siente ya no podré moverme hasta mañana.
