Hoy nos ha pasado algo muy curioso.
Después de cenar con unos amigos hemos ido a tomar unas copas. Nosotros estábamos a lo nuestro cuando, de repente, se ha hecho un silencio y todos nos hemos quedado mirando a un chaval de poco más de veinte años, bastante borracho, que contaba que tenía guardada la sábana con la prueba de la sangre de su mujer. El chico no se ha percatado del silencio que se hacía a su alrededor y ha seguido vanagloriándose de que su mujer no sale nunca de casa, que él nunca hace nada porque para eso está ella ...
Nosotros nos mirábamos y no dábamos crédito, pero él seguía, que la chica era de padre gitano y por eso estaba tan bien educada, que a su hija de pocos meses la iba a criar igual...
Yo me quedé mirando sin comprender nada. Hay cosas que sencillamente no me entran en la cabeza. Se supone que estamos en España, un país europeo, del primer mundo, en pleno siglo XXI ...
Y lo peor: todos callados y el muchacho creciéndose cada vez más, orgulloso de si mismo, encantado de haberse conocido y dándonos a todos una clase magistral de cómo hacer que una mujer se crea una mierda, un ser inferior y, al mismo tiempo una privilegiada por haber encontrado al hombre de su vida, al que cada día debe dar gracias por dignarse a mirar a alguien tan poquita cosa como lo es ella ...
La camarera ya estaba hasta las narices de borrachos, niñatos y grupitos de última hora, así que ha cortado por lo sano. Ha mandado al chaval a su casa y a los demás nos ha comunicado que, o apurábamos, o no nos marchábamos sin terminar. Y para dar mayor verosimilitud a sus palabras, ha apagado todas las luces menos las de emergencia.
El chico, ya a la puerta se volvió para decirnos: "Ahora no me critiquéis, ¿eh?".
He vuelto a casa pensando que esta sociedad se está yendo a la mierda a pasos agigantados ...