miércoles, 3 de junio de 2015

Por tierras gallegas: Lugo y Foz


En España tenemos la suerte de contar con paisajes y culturas muy diferentes. A mí personalmente me gustan más los paisajes del norte con esas montañas que se asoman como balcones sobre playas desiertas y muchas veces azotadas por el oleaje de un océano inclemente. 


Allí nunca te vas a encontrar con grandes aglomeraciones de turistas tostándose al sol. Porque habrá muchos días en los que ni siquiera puedas ver al astro rey. A cambio puedes disfrutar de una naturaleza en muchos casos todavía salvaje, con pueblos pequeños y muchas veces medio perdidos en la inmensidad de las montañas o en calas diminutas.


Desde Galicia hasta el País Vasco francamente no sabría con cuál quedarme. Pero esta vez ha sido en la zona de las Rías Altas gallegas y algo de Asturias


Llegamos a Lugo a mediodía. Buena hora para dar una vuelta por el casco antiguo dentro de la muralla, pasear por ella y comer en un restaurante un menú del día rico y barato en la típica calle Rúa Nova, cercana a la Recoleta Plaza del Campo.


Lugo fue fundada por los romanos y conserva entre otros restos de aquella época sus espléndidas murallas que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.


La muralla es sencillamente impresionante, tiene una circunferencia de dos mil doscientos sesenta y seis metros y una anchura tal que hace que sea el lugar favorito de muchos lucenses para salir a pasear o a hacer deporte. 


Además es la única muralla romana en el mundo que se conserva íntegro todo su perímetro rodeando el centro de la ciudad.



La catedral de Santa María presenta compendio de estilos que van desde el románico de la nave central, pasando por el gótico de la girola  y el pórtico norte, el renacentista, el barroco del claustro o el neoclásico de la fachada principal.



Unas horas disfrutando de la ciudad y seguimos camino hacia donde teníamos reservada habitación, en una preciosa casona de indianos restaurada a la orilla de el río Masma, que forma la ría de Foz.


Foz tiene su origen en un castro prerromano y durante el siglo IX fue sede episcopal con la iglesia de San Martiño de Mondoñedo.


Después de dejar las maletas en nuestra habitación nos desplazamos hacia el centro de la ciudad dar un paseo por la costa y tomar algo para cenar en uno de los bares que estan cerca de la playa. Como no teníamos mucho hambre nos tomamos unas raciones de pulpo, ensalada y patatas bravas. Y a dormir.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno bueno bueno...menuda sorpresa!! sin duda lo mejorcito del blog! ;-) Esta zona me llena de gran sentimiento y emoción. No soy gallega pero tengo su sangre y cómo si lo fuera! Todo lo relacionado con Galicia me emociona. Todo el norte en general me encanta pero Galicia tiene algo especial...
Un besazo por este post a mi viajera callejera preferida. MUAAAAAAAAAAAAAAA!