martes, 25 de octubre de 2011

Kρίση (Crisis)


Hace tres años que no escribo aquí, de hecho se me había olvidado hasta la contraseña.

Resumiendo, sigo sin conocer más islas griegas que Creta, a la que fui este verano con...mis amigas. Mi chico griego trabaja más horas si cabe que antes. Muchas noches no va a dormir y luego se pasa el día echándose microsiestas en el bus entre viaje y viaje. Por supuesto sigue sin tener vacaciones ni librar ni un sólo día a la semana, hace 365 días al año y con un mínimo de dieciséis o dieciocho horas diarias. ¿Suena increíble, verdad? Yo tampoco podía creerlo antes...Pero es lo que hay. Y con las condiciones actuales en Grecia, con un canto en los dientes. O eso debe pensar su jefe, que no deja de incrementar sus negocios a costa de...lo mucho que trabaja.

Pero así están las cosas en este país. Mal no, fatal. Y la gente de a pie está cansada, muy cansada de trabajar cada vez más y que les cunda cada vez menos, de que desde Europa se les tilde de vagos o derrochadores y se les eche la culpa de todos los males que aquejan a la UE.

Estuve en Atenas hace una semana. Hacía tres meses que no iba y he notado más cambio que nunca. Llegué con un retraso de dos horas (un problema con el radar de Atenas, nos dijeron una vez en el avión) y me encontré con la enésima huelga de transporte público: ni metro, ni cercanías, ni autobuses, ni taxi. Todos bloqueados en el aeropuerto, a más de treinta kilómetros de Atenas. Mi chico, por supuesto, tenía trabajo, así que mandó a un amigo (gracias, Georgios) a recogerme. Cuando al fin llegó nos fuimos a cenar a nuestro restaurante favorito en Psirri. 
Y ya empecé a notar que algo había cambiado en la ciudad. Atenas no se distingue por su limpieza, pero las calles estaban llenas de bolsas de basura desparramadas por las aceras e inundando las calzadas, regadas de cal viva por aquello de desinfectar, supongo. Y no había gente. En una ciudad tan turística y tan mediterránea es raro. Pregunté a mi chico y me contestó, encogiendo los hombros: krish. El restaurante estaba vacío. Vale, era un jueves por la noche, pero yo nunca lo había visto así, cuatro personas en la terraza y dentro, nadie. El camarero nos invitó a elegir el lugar que más nos gustara, esa noche no había problema: krish.

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