domingo, 8 de febrero de 2015

Japón: Miyajima

Tuvimos que levantarnos prontito en nuestro primer día en el hotel de Hiroshima porque pensábamos ir a la cercana isla de Miyajima y era importante llegar con la marea alta. Y tras consultar un calendario de mareas vimos que no teníamos más remedio que madrugar.


Amaneció gris, frío y lluvioso, uno de esos días que invitan a quedarte en la cama calentito, pero la vida del turista es muy dura...
El ferry que atraviesa el estrecho de Onoseto salía desde el puerto de Miyajimaguchi y el billete lo teníamos incluido con nuestro Japan Rail Pass. El trayecto hasta la isla, una de las muchas de la Bahía de Hiroshima, es de poco más de diez minutos.


Navegamos entre lluvia y niebla con las colinas de arbolado verde oscuro recortándose al fondo hasta que empezamos a vislumbrar el gran torii que da la bienvenida al templo de Itsukushima, el que da nombre a Miyajima, que significa "Santuario de la Isla".


La pequeña y montañosa  isla es sagrada y está cubierta de bosques por los que vagan libremente ciervos que se acercan a la gente sin ningún temor. Además es considerada uno de los tres lugares más bellos de Japón.


El santuario de Itsukushima tiene casi mil años de antigüedad pero su estructura actual data del siglo XII y su diseño es todo un ejemplo de la arquitectura japonesa, Está construído al lado del mar, pareciendo que sus edificios flotan cuando sube la marea.


Forma parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde el año 1996 y es un santuario sintoísta o jinja. Está formado por varios edificios principales, unidos por corredores que salen hacia el este y hacia el oeste con otros edificios secundarios.


Mientras estábamos allí pudimos ver una típica boda japonesa. La novia iba completamente de blanco con un kimono y un gorro llamado wataboshi. El novio iba vestido casi por entero de negro. Comenzó dentro del santuario y después de varias ceremonias, el ritual terminó con la inevitable sesión de fotos. eso si, a cubierto de la lluvia que no daba tregua.


En el pequeño pueblo, de unos dos mil habitantes, hay varios riokanes, restaurantes y tiendas de recuerdos. Como dato curioso, y debido al carácter sagrado de la isla, no hay cementerios, ya que está prohibido enterrar a los muertos o dar a luz aquí. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajjaaja que graciosa..."La vida del turista es muy dura"...

Cdeiscar dijo...

Yo lo de madrugar lo llevo peor que mal... ;)