sábado, 21 de febrero de 2015

Alarcón

Ya conocía Alarcón de hace muchos años. Recordaba su posición privilegiada sobre un peñasco y que me gustó. Así que pensé que estaría bien volver.


Casi todo el trayecto hasta el pueblo lo hicimos con una niebla bastante intensa pero que fue despejando a medida que nos acercábamos y se quedó en llovizna. 


El pequeño municipio, de alrededor de 150 habitantes, y su castillo se encuentran en lo alto de un peñasco llamado Pico de los Hidalgos que está rodeado por una hoz del río Júcar que pasa por este paraje tras formar el pantano de Alarcón.


Al pueblo se accede por una puerta en la muralla que se mantiene casi íntegra. Una vez adentro, con lo pequeño que es, lo mejor que puedes hacer es dejar el coche y  desplazarte andando.



Antes de llegar al castillo, que se encuentra en un extremo del pueblo, se puede pasear por la Plaza Mayor y por las calles que llevan a la fortaleza descubriendo iglesias y casonas.



Llegamos hasta el castillo, que cuenta con más de trece siglos a sus espaldas. Es de origen musulmán, reformado tras la reconquista y hoy convertido en un Parador.


Pensamos en un primer momento quedarnos allí a comer pero, pensándolo bien, preferimos un lugar más tradicional. Una casa de comidas típicas, donde pudimos probar platos tradicionales de la comida conquense como los zarajos, el morteruelo, el ajoarriero... al calor de una tradicional estufa de cascara de almendra.


Después de dar un paseo por los alrededores, admirando los barrancos que conforman la hoz del Júcar, volvimos al coche. Todavía nos quedaban unas horas hasta llegar a casa.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómo te cuidas con los platos... ;-) ummmm
Estos lugares de España me encantan igual que los otros sitios del mundo por los que has paseado... Todos son joyas.
Mua!

Cdeiscar dijo...

Es una suerte vivir en un país como España, con tanto patrimonio, una historia única y una gastronomía sin igual. Todo al ladito de casa. ;)