martes, 3 de marzo de 2015

Un instante de felicidad


Hoy al anochecer me ha pasado algo que nunca hubiera pensado. Estábamos leyendo tranquilamente en el salón cuando he oído una voz de tenor que me parecía que venía de la calle. Cantaba conocidas arias de ópera y yo he pensado en un primer momento que algún vecino se estaba pasando con el volumen de la música. 

Me he asomado a la ventana y lo que he visto me ha dejado sin palabras. Abajo, en la calle, un chico delgado y como de unos veinte años paseaba a sus perros mientras cantaba. 

Y como en una coreografía de repente en muchas ventanas se ha encendido la luz y la gente las ha abierto para  escuchar. El chico ha mirado para arriba, se ha sonreído y ha seguido cantando, parando de vez en cuando para hablar con sus perros. 

Sólo han sido unos minutos pero de una magia imposible de describir. Ha sido genial. Y emocionante. 

Todavía no se me ha borrado la sonrisa de la cara.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Menos mal que era al anochecer porque si fuera en plena noche a mí no me hubiera hecho ninguna gracia :-))))
...es que una sufre todo tipo de ruidos alrededor que prácticamente siempre, es imposible sentir tranquilidad en tu propia casa.

Cdeiscar dijo...

Jajaja, te entiendo. Mi vecino lleva un mes reformando su casa!!!
Pero en este caso creo que no me hubiera importado que me despertara. Existen pocos "ruidos" tan bellos...