lunes, 27 de junio de 2016

Londres 4

Dejamos para el lunes dos de las visitas más importantes de Londres, pensando que seria mejor, que estaría más tranquilo que el fin de semana y que con un poco de suerte no tendríamos que soportar largas colas.
Decidimos empezar por la Abadía de Westminster porque cierra antes, a las 16:30. Y como el British Museum cierra a las 17:30, siempre es mejor no tentar a la suerte.



La Abadía fue fundada en el año 960 dC por la orden benedictina y, desde la coronación cien años más tarde de Guillermo el Conquistador, ha sido el lugar donde se han realizado las coronaciones de los reyes de Inglaterra. Además aquí están enterrados muchos de los personajes más relevantes de la historia del país.



La antigua abadía románica se reconstruyó en estilo gótico y en el siglo XVII se añadieron las dos grandes torres de la fachada principal. En su interior destacan los claustros, la sala capitular con forma octogonal, la Lady Chapel, el Trono de San Eduardo dónde el Arzobispo de Canterbury corona a los reyes o el rincón de los poetas con los mausoleos de grandes de la literatura en lengua inglesa como Shakespeare, Dickens o Kipling.





Llegamos a la estación de metro de Westminster y para entrar en la Abadía había dos colas, una para los portadores de la London Pass y otra para los demás. Y para ser lunes y las 10:30 de la mañana la cola ya era considerable.




Entramos después de poco menos de media hora. A la entrada te dan una audioguía en tu idioma. Es bastante útil y explican bien las cosas. Lo malo es que está prohibido hacer fotos dentro. Así que las que he puesto del interior son de su  página web. Pero se pueden hacer en el claustro.


Después de salir queríamos ir al British Museum. Las combinaciones en metro desde Westminster eran bastante malas así que al final hemos ido andando. Subimos por Whitehall y pasamos de nuevo por Horse Guards Parade. Hoy si que había dos guardias montados a caballo, aguantando con toda su santa paciencia a turistas pesadísimos empeñados en hacerse fotos cuanto más cerca mejor, de hecho muchos tocaban a los caballos que estaban bastante nerviosos. 


Cruzamos Trafalgar Square y seguimos andando hasta llegar al British Museum. Nos sentamos en la zona de jardín que hay a la entrada y comimos unos sándwiches antes de entrar para no perder tiempo, ya que el museo cierra a las cinco y media de la tarde. 


Hemos empezado por la planta baja, por Egipto. Nada más entrar te topas con una aglomeración de gente fotografiándose con la Piedra Rosetta. La colección del Antiguo Egipto es una de las mayores del mundo.


Desde ahí hemos pasado al lugar donde están expuestos, entre otras joyas, los relieves de los palacios de Nínive y Nimrud  con maravillas como la Leona herida y varias parejas de leones alados. Hay que destacar que en la zona del mundo de la que proceden, dominada por el Estado Islámico, se ha destruido y vendido sistemáticamente todo vestigio de las antiguas civilizaciones que nacieron allí.





En el espacio dedicado a la antigua Roma destaca una copia romana del Discóbolo de Mirón. Pero donde mas tiempo he pasado ha sido en la sala que contiene los famosos mármoles del Partenón que Grecia continúa reclamando, aunque que sigan haciendo oídos sordos a sus peticiones.






Y en este caso no tengo mas remedio que decir que me parece una pena que los mármoles que Lord Elgin sacó de Grecia de manera cuanto menos irregular sigan estando aquí y no en el espacio dedicado a ellos en el nuevo Museo de la Acrópolis de Atenas, donde lo que se exhibe son copias de escayola. Creo que estamos de acuerdo en que no es lo mismo salvaguardar los tesoros de lugares tan inestables como Irak o Siria y los de un país europeo que, pese a sus dificultades económicas, estaría orgulloso de poder recuperar el legado de sus antiguos. Ale, ya me he quedado a gusto. 


En el segundo piso hemos visto la gran colección de momias egipcias y los espacios dedicados a los etruscos, mayas, aztecas, Isla de Pascua, nativos de Norteamérica...  el museo es interminable.



Cuando nos íbamos nos hemos confundido y salimos por la puerta de atrás, así me he dado cuenta que aquí pasa lo mismo que en el Museo de Historia Natural, porque si bien en la entrada principal hoy había poca gente, en la de atrás no había nadie.


Por último hemos paseado por Oxford Street, una de las arterias comerciales más famosas del mundo y hecho algunas compras. Incluso entramos en Selfridges, unos históricos grandes almacenes de lujo.




Pensábamos pasear algo por Hide Park y tirarnos a descansar en la hierba pero estábamos tan cansados que al final optamos por coger el metro Marble Arch y volver.

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