martes, 24 de noviembre de 2015

Úbeda

Úbeda fue, junto con Baeza, conquistada por los cristianos tras la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, pero su toma definitiva fue obra del monarca castellano Fernando III en 1233.


Pero la ciudad tenía ya mucha historia. De hecho se cree que se trata de la cuidad más antigua (científicamente documentada) de Europa occidental. Al parecer sus orígenes están en la Edad del cobre, en el tercer milenio antes de nuestra era. En el siglo V ac. los íberos que la poblaban ya comerciaban con artículos griegos y en el siglo III ac. se producen en esta zona importantes enfrentamientos entre romanos y cartaginenses, que terminan con la derrota de los últimos y el asentamiento de los romanos.


Sin embargo es bajo el dominio musulmán, con Abd al-Rahmán II, cuando la actual Úbeda comienza a tomar forma.  Y en el siglo XI el valí de Jaén la manda amurallar y construye la Mezquita Mayor y el Alcázar.


En 1527 el emperador Carlos V visita la ciudad. De la mano de su secretario, Francisco de los Cobos, el arte renacentista hace su aparición en Ubeda y convierte la ciudad en una pequeña corte llena de palacios con los que la nobleza compite en esplendor. El arquitecto más importante de esta época es Andrés de Vandelvira, cuya obra más importante es la Sacra Capilla del Salvador.


Llegamos de anochecida. Aparcamos en un una zona que no era de pago en el entorno de la muralla, pero a unos pasos del centro monumental y de nuestro alojamiento.


Si de día el conjunto de Úbeda es impresionante, llegar por la noche, con todos los edificios iluminados y además con luna llena, es sencillamente increíble. 


La Plaza Vazquez de Molina, en la que están la Capilla del Salvador y el Parador de Turismo, que ocupa el Palacio del Deán Ortega, y que al otro lado tiene un palacio que alberga las dependencias de la Policía Municipal, es posiblemente la más impresionante de Úbeda. Pero los alrededores, con el cercano Ayuntamiento y la Iglesia de Los Alcázares, no lo son menos.


Después de dejar las maletas salimos a tomar algo. No sabíamos si cenar ligero o salir de tapas pero al final, después de pedir un par de cañas y viendo el tamaño de los pinchos que nos ponían como acompañamiento, la verdad es que ya no hizo falta más cena . Las tapas en esta zona son realmente generosas .


A la mañana siguiente empezamos la visita de Úbeda yendo al conjunto monumental de la Plaza Vázquez de Molina. En él destaca la Sacra Capilla del Salvador del Mundo, mandada construir por Francisco de los Cobos como mausoleo para su familia.


Aunque el proyecto pertenece a Diego de Siloé, fue ejecutado por Vandelvira, y colaboraron en él escultores como Esteban Jamete o Berruguete, autor del retablo, del que sólo se conserva el conjunto escultórico de la Transfiguración.


Destaca también la sacristía, que no estaba prevista en el proyecto original y se debe por completo a Vandelvira.


Al lado de la Capilla se encuentra el Palacio del deán Ortega, hoy Parador de Turismo y, aunque es muy sobrio en su exterior, tiene un elegante patio renacentista con columnas de mármol y arcos de medio punto en su interior, al que se puede acceder sin problemas.


El Palacio Vázquez de Molina o de las Cadenas es uno de los más puros ejemplos de la arquitectura renacentista civil en España. Es de planta cuadrada, exento y tiene tres cuerpos. También pertenece a Vandelvira, al que se lo encargó Juán Vázquez de Molina, sobrino de Francisco de los Cobos y hombre de confianza de Carlos V, además de secretario de Felipe II.


La Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares comenzó a edificarse sobre los restos de la mezquita mayor de la ciudad en estilo gótico florido, pero tiene añadidos de otras épocas y estilos en perfecto equilibrio.


Bajamos hacia la Puerta de Granada, llamada así porque de aquí partía el camino real de Granada. Se dice que por esta puerta pasó Isabel la Católica cuando partió a la conquista de Baza. Otra leyenda dice que si eres capaz de comer una granada bajo su arco sin tirar ni un sólo granito, encontrarás un tesoro.


Adosado a la muralla hay también un antiguo abrevadero, hoy reconvertido en fuente en la que nadan peces.


La Iglesia de San Lorenzo está adosada a la muralla y destaca por su alta espadaña y por no tener torre. Ha sufrido tantas restauraciones que no tiene un estilo definido.


La Casa de las Torres, también llamada Palacio de los Dávalos, tiene une portada plateresca flanqueada por dos torres y un patio renacentista de planta cuadrangular y estilizadas columnas.


Alberga la Escuela de Artes de Úbeda y pudimos acceder al patio gracias a que nos abrieron, muy amablemente, las personas que estaban allí, supongo que en la conserjería.


Subimos por la calle Jurado Gómez  y pasamos ante el Palacio de los Medinilla, renacentista con elementos barrocos y con unas enormes puertas de madera y, en la fachada, las argollas de hierro dónde se ataba a los caballos, y que ya habíamos visto en más casonas.


Poco más adelante, en una plaza, está el Palacio del Marqués de la Rambla, también con un bonito patio y que hoy alberga un hotel.


Seguimos hacia la Plaza de Andalucía. Allí destaca la mole de la Iglesia de la Trinidad, barroca porque tuvo que ser reconstruida en el siglo XVIII. También en esta plaza encontramos una torre albarrana, la Torre Octogonal, con restos de la muralla.



















También está la Torre del Reloj, que pertenecía a la muralla medieval y las Antiguas Carnicerías del siglo XIX.


Seguimos por las calles Mesones y Obispo Cobos, muy comerciales, hasta el Hospital de Santiago, mandado construir por el obispo de Jaén, Diego de los Cobos, como hospital para pobres, además de palacio, iglesia y panteón. Hoy alberga dependencias culturales como salas de exposiciones, biblioteca y salas de congresos.



Llama la atención el patio principal, con dos pisos y columnas de mármol blanco de Carrara, y los otros dos patios laterales mucho más sencillos.



Una de las torres tiene las tejas de cerámica vidriada de colores y es muy llamativa. Al fondo del patio central está la capilla y podemos acceder al segundo piso por la majestuosa escalera de tipo imperial, decorada con frescos con temas clásicos.


Comimos al lado en un famoso asador y la verdad es que el menú degustación fue delicioso. Dejamos el café para después.


Seguimos callejeando y perdiéndonos por las calles del casco antiguo de Úbeda, entre palacios, conventos e iglesias hasta que llegamos a la Sinagoga del Agua.


Un edificio realmente sorprendente, descubierto hace pocos años por un constructor cuando iba a rehabilitar un edificio. Se compone de varios recintos, entre los que se encuentran la casa del rabino.

sinagogadelagua.com
La sala de la sinagoga tiene arcos apuntados, una galería para las mujeres y varios pozos, en algunos de los cuales se ve el agua en movimiento, o sea que hay corriente de agua procedente de algún manantial subterráneo.


Un piso más abajo había un Mikveh, un baño ritual de purificación: una pequeña piscina con agua de un manantial natural y unos escalones para hacer las abluciones rituales .
La visita era guiada y la chica que nos iba explicando las particularidades del lugar era muy agradable y hacía la explicación muy amena .


A pocos metros de la Sinagoga del Agua está el Museo Arqueológico de Úbeda, creado como una sección del Museo de Jaén y situado en un palacio mudéjar, un bonito edificio que se organiza entorno a un patio central con galerías abiertas a las distintas dependencias.


Alberga una pequeña colección de restos y objetos arqueológicos, sobre todo los encontrados en la zona. La entrada era gratuita y estuvimos solos, no había nadie más así que la sensación era un poco extraña.


Después de estar todo el día andando por el casco antiguo de la ciudad subimos un rato a descansar y después nos fuimos a tomar unas tapitas, porque la verdad es que la comida había sido tan abundante que mucho hambre no teníamos. Así que con la bebida y la tapa lo solucionamos hasta el día siguiente.

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