domingo, 7 de febrero de 2016

Y el sol en Sevilla

Hoy despertamos con una preciosa mañana soleada en Sevilla. Así que hemos pensado que lo mejor era dedicarnos a exteriores. Además como hoy es domingo, las colas para acceder a la Giralda y los Reales Alcázares son kilométricas.


Así que hemos paseado hasta el Parque de María Luisa, pasando por la Real Fábrica de Tabacos, un espléndido edificio de piedra construido en el siglo XVIII que hoy alberga dependencias de la Universidad de Sevilla y que llama la atención por su gran tamaño y por estar rodeado por un foso en tres de sus cuatro lados.



El Parque de María Luisa es el jardín más famoso de la ciudad y formaba parte del Palacio de San Telmo, residencia de los Duques de Motpensier, hasta que fueron donados a la ciudad por la Infanta Mª Luisa de Borbón.


Con ocasión de la Exposición Iberoamericana de 1929 se construye la Plaza de España, de forma semielíptica, bordeada por un canal atravesado por cuatro puentes y decorada con bancos de azulejos que representan las provincias españolas.


Al mismo tiempo se construye la Plaza de América, donde se encuentran el Pabellón Real, el Pabellón Mudéjar (Museo de Artes y Costumbres Populares) y el Pabellón Renacentista (Museo Arqueológico)



Al llegar al parque ha sido como si de repente empezara la primavera. En la Plaza de España los turistas estaban montando en las barquitas y por cada sendero había gente corriendo, paseando o jugando con niños pequeños. También había artistas callejeros. Y carros de caballos.


Tras pasar un rato en la Plaza de España hemos ido hacia el Museo Arqueológico, en la Plaza de América. El edificio está siendo reformado, y buena falta que le hace, porque por cantidad y calidad de obras podría ser de los más importantes de España.


Destacan las obras de la época romana, con magníficas estatuas encontradas en yacimientos de la provincia como la de Venus, la de Diana Cazadora o la de Mercurio, y mosaicos como el de Baco.





Llaman la atención las piezas procedentes de los tesoros como el del Carambolo y los de Évora y Mairena. El Tesoro del Carambolo se encontró en un cerro a escasos kilómetros de Sevilla en 1958 y data de en torno a los siglos VII a V aC. Son piezas de orfebrería fenicia cuyos originales se encuentran guardados y lo que se exponen son réplicas.




Al salir del museo, en uno de los laterales del parque, se celebraba un mercadillo de piezas de artesanía y recuerdos.


A mediodía hemos entrado a comer en un bonito restaurante de tapas moderno y agradable enfrente de la Torre del Oro. Esta torre formaba parte de la muralla de Sevilla y estaba unida a la Torre de la Plata. Hoy es uno de sus símbolos, albergando el Museo Naval, que está abierto todos los días de la semana y los lunes es gratuito.


El primer cuerpo del edificio es dodecagonal y lo levantaron los almohades en el siglo XIII. El segundo lo mandó construir Pedro I el Cruel un siglo más tarde y el remate del cuerpo superior es del siglo XVIII.


Desde la Torre del Oro hemos ido a las Reales Atarazanas, unos enormes astilleros cubiertos de bóvedas góticas que se levantaron en el siglo XIII en la zona del arenal para construir barcos. Hoy sólo quedan siete naves de las diecisiete primitivas. Aunque en 1969 se catalogaron como Monumento Nacional, han estado bastante abandonadas. Menos mal que hay un proyecto de reforma que debería culminar con su apertura en el año 2019. Ahora sólo pueden verse desde unas ventanas que dan a la Calle 2 de Mayo.


La Catedral hoy estaba cerrada por algún evento, pero de todas formas la cola para subir a la Giralda era tan inmensa que, desde luego, se quitaban las ganas de perder el tiempo. Mañana lunes supongo que será un día más tranquilo.



El Barrio de Santa Cruz nació como judería. Aquí, en las calles que rodean al Alcázar, fue el fugar donde Fernando III y Alfonso X decidieron que viviera la comunidad hebrea de Sevilla y así siguió hasta la expulsión de 1483.




Las calles del barrio son estrechas y laberínticas, con callejones y pasadizos, típicos de las ciudades árabes que se construían así para protegerse del sol, y con patios con jardines y fuentes que refrescaran en verano.



Entramos en el Barrio de Santa Cruz por la Plaza de la Alianza y seguimos hasta la Plaza de doña Elvira. Entramos en la judería que está en un callejón junto a la muralla del Alcázar y que se comunica con el Patio de Banderas.


Después hemos paseado por la Calle Agua y entrado, a través de un pasadizo en una bonita plaza en la que había una tienda de artesanía donde he comprado unas pulseras de plata, con motivos árabes copiados de la decoración de los yesos del Alcázar, muy originales.


Cerca se encuentra el Hospital de Venerables, que se creó para que los sacerdotes pudieran retirarse aquí. Es barroco y tiene un sencillo patio con una fuente en medio y una iglesia con pinturas de Valdés Leal. Hoy domingo era gratuito por la tarde.


Es sede de la Fundación Focus-Abengoa y alberga el Centro de Investigación de Velázquez, que incluye obras como Santa Rufina, y exposiciones temporales.



Saliendo por la Calle Agua hemos llegado a la Plaza Alfaro y los Jardines de Murillo. Muy cerca de allí estaba la Plaza Santa Cruz, con la cruz de hierro forjado en el centro y la Plaza de Refinadores, con la Estatua de Don Juan Tenorio que vivió en este barrio sevillano sus amores con Doña Inés.


Tras recorrer la Calle Santa María y la estrechísima Calle Aire hemos llegado a las columnas del templo romano. Dejamos atrás la Casa de los Salinas y la Casa de los Pinelo que están cerradas.


Desde aquí ya hemos vuelto al apartamento no sin antes hacer una parada en el Metropol Parasol, más conocido como Las Setas y el Antiquarium en la Plaza de la Encarnación. Construido en el lugar dónde hubo un mercado de abastos, cuando comenzaron las obras para hacer un aparcamiento subterráneo en la plaza se encontraron importantes restos arqueológicos y se cambió el proyecto para que pudieran integrarse mercado, museo y zona de ocio.


Hay miradores unidos por pasarelas y un restaurante en la parte de arriba de Las Setas desde donde se obtienen bonitas vistas de la ciudad.



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