martes, 22 de enero de 2019

Egipto: Los templos de Abu Simbel, Asuán y el Templo de Filae

Anoche atracamos en Asuán y hoy hemos salido a las cuatro de la mañana hacia los templos de Abu Simbel, al sur de Egipto y a pocos kilómetros de la frontera con Sudán. Hace unos años tenían que ir todos los autobuses en un convoy militar pero desde hace algún tiempo dicen que no es necesario.  De todas formas hemos tenido que esperar para pasar un control policial. Después tres horas de camino y 300 kilómetros de carretera por el desierto, viendo el amanecer, llegamos al extremo sur del país, en Nubia, casi en la frontera con Sudán.



Fue el faraón Ramsés II quien ordenó erigir estos templos en el siglo XIII aC. Son dos templos escavados en la roca, también llamados speos, y están dedicados a Ramsés II y a su esposa Nefertari para celebrar su "victoria" en la batalla de Kadesh, en la actual Siria, contra el imperio Hitita.




Fueron redescubiertos para los occidentales por el explorador suizo Burckhardt en en siglo XIX, quien se lo contó al explorador italiano Belzoni que consiguió entrar en su segundo viaje, ya que a lo largo de los siglos la arena había ido tapando la entrada y cubierto en parte las enormes estatuas sedentes del faraón.



En los años 60 del siglo XX una misión internacional de la Unesco se encargó de salvar estos templos que hubieran quedado sepultados bajo las aguas del lago Nasser al construirse la presa de Asuán. Para ello los trocearon y los volvieron a levantar en un acantilado 65 metros más arriba. España participó en esta operación y a cambio recibió como agradecimiento el templo de Debod, que desde entonces se encuentra en Madrid.




El interior del templo principal tiene una estructura similar a la del resto de los templos egipcios, destacando una sala hipóstila con ocho grandes pilares que representan a Ramsés II y decorada con bajorrelieves que narran la batalla de Kadesh, principalmente.




El templo dedicado a Nefertari tiene la portada decorada con cuatro estatuas del faraón y dos de su esposa. Está dedicado a la diosa Hathor y por eso su sala principal esta decorada con columnas hathóricas





Hemos llegado a mediodía a Asuán. Después de comer hemos decidido que, mejor que ir a ver la presa y el obelisco inacabado,  que ya conocía de la primera vez que vine a Egipto, nos íbamos a ver el mercado de la ciudad.





El mercado, Sharia as Souq, me ha encantado. Está en la calle Saad Zaghloul, paralela a la Corniche, donde teníamos el barco. Así que al lado. Es el típico mercado tradicional en el que lo mismo encuentras especias que ropa, fruta, artesanías o cafés donde los hombres se reúnen y fuman pipas de agua.



No es tan turístico como otros de Egipto, de hecho hay muchos mas egipcios comprando que extranjeros y los vendedores no se ponen tan pesados como en lugares más concurridos por los visitantes.





Me ha gustado muchísimo una tienda de especias con pinta de ser muy antigua, con anaqueles tallados y frascos de cristal y cerámica. He regateando para comprar dátiles y karkadé, flor de hibisco, con la que los egipcios preparan una infusión que está deliciosa. Aunque supongo que de todas formas he pagado mas del doble que lo que pagaría un egipcio.





A las seis y media hemos ido al espectáculo de luz y sonido del templo de Isis en Filae. Que ya no es en realidad la isla de Filae porque subió el nivel de las aguas y el edificio estaba inundado la mayor parte del año y su deterioro era manifiesto. Así que lo desmontaron numerando sus piezas y lo montaron de nuevo en una isla cercana, Agilkia, en la que no corría peligro de inundaciones.




El templo es relativamente moderno si hablamos de Egipto. Se empezó a levantar en la época ptolemaica en honor a Isis, una de las principales diosas egipcias, y su último edificio importante se construyó durante el imperio romano, en época del emperador Trajano.




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