La capital de Jordania cuenta con aproximadamente dos millones de habitantes y no destaca por ser una cuidad especialmente bonita.
Sus orígenes se remontan al Neolítico y estuvo poblada, sucesivamente, por amonitas, asirios, persas y griegos. La antigua Filadelfia griega pasó a formar parte de la Decápolis (liga de diez ciudades de cultura grecorromana en Oriente Medio).
Tras la conquista árabe Ammán floreció bajo los omeyas y los abasíes. Después inició su decadencia hasta que en 1921, Abdullah I de Jordania la hizo sede del gobierno y capital del Reino Hachemita de Jordania.
Numerosas mezquitas e iglesias salpican la capital. La mezquita más famosa de Ammán es la del Rey Abduallah I, que puede albergar a casi 3.000 personas.
En la zona antigua están la Ciudadela, la acrópolis Griega y el teatro romano.
En la colina de la Ciudadela o Jabal Al-Qala se encuentra el templo de Hércules, construído en la época del emperador Marco Aurelio.
El Teatro Romano es el más grande de Jordania, con capacidad para 6.000 espectadores, y se cree que fue construido entre 138 y 161 dC por el emperador romano Antonino Pio en la ladera de la Ciudadela. Todavía se utiliza para eventos deportivos y culturales.
También se conserva parte de la muralla que protegía la Ciudadela y que, aunque con importantes refuerzos posteriores, data de la época omeya.
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