Hemos dedicado la mañana a la zona del Parque del Cincuentenario, llamado así para celebrar el quincuagésimo aniversario de la independencia de Bélgica.
Además del enorme parque, aquí están ubicados los edificios de varios museos: el Museo del Ejército, el Museo de la Aviación, el Real Museo de Arte e Historia y Autoworld, el Museo del automóvil.
No sabíamos muy bien que hacer y al final hemos decidido entrar en Autoworld. Y me ha alegrado mucho porque realmente merece la pena. Es una pasada la colección de coches antiguos y de todas las épocas que tienen.
A mí los que más me ha llamado la atención han sido los primeros modelos de finales del siglo XIX y los de principios del siglo XX, así como los automóviles que salían en las películas de cine negro americano de los años 30 y 40, esos negros que siempre usaban los gansters.
Pero la muestra es tan extensa que incluye autocaravanas, ambulancias, coches de bomberos, de policía... ¡Había incluso una funeraria que parecía salida de una película de vampiros!.
También hay motos de todas las épocas, desde curiosísimos modelos antiguos a las más modernas.
En definitiva, una de las mejores colecciones de coches y otros vehículos del mundo, con más de trescientos modelos de todas las épocas.
Al final y a lo tonto hemos estado muchísimo tiempo por allí dando vueltas y viendo modelos para todos los gustos, desde antiguas ambulancias a una autocaravana que era una pasada, de principios del siglo XX. Tenían incluso un coche de carreras, un Renault.
Habíamos llegado hasta aquí en metro hasta la parada de Merode, pero hemos vuelto por la de Schumann que está al final del parque y al lado de los edificios de la zona de Europa.
Esta última estación estaba en obras y era un desastre. No encontramos las máquinas para comprar el ticket de vuelta y tampoco había máquinas para fichar, así que al final hemos llegado a los andenes sin ticket ni validación y ya pasábamos de volver a subir las escaleras para buscar, así que nos hemos colado en el metro al más puro estilo turista.
El metro en Bruselas es relativamente moderno pero está sucio y muy descuidado. La verdad es que no da una impresión muy buena cuando te montas en los vagones.
El aeropuerto, por lo menos la zona en la que hemos tenido que estar esperando nosotros, está muy bien y es muy moderna. También había alguna obra, pero bueno, la verdad es que en conjunto es cómodo.
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