domingo, 5 de julio de 2015

Bélgica: Dinant y Namur

A pesar de que nos levantamos muy pronto y de que estábamos listos muy temprano no se que nos pasó en el desayuno que nos liamos y casi perdemos el el tren. Tuvimos que ir hacia la estación a marchas forzadas y gracias que no hacía colas en las taquillas que si no...


Dinant, también conocida como "la hija del Mosa" por estar construida en las orillas de este río, es una pequeña localidad de unos trece mil habitantes, que está  en la parte valona de Bélgica. Durante muchos años estuvo ocupada por distintos ejércitos, como el Napoleón o los alemanes en las dos guerras mundiales, y por eso en su alucinante ciudadela hay un museo que nos recuerda todos esos hechos.


Sobre todo destaca la llamada "Masacre de Dinant", en 1914, durante la Primera Guerra Mundial. En un sólo día los alemanes saquearon la ciudad y causaron más de seiscientas víctimas.


A la ciudadela se puede subir por unas escaleras en la ladera de la montaña, 408 peldaños en total, o en un funicular que se coge detrás de la colegiata gótica de Notre Dame y cuyo precio incluye la entrada al recinto.


El teleférico te deja en la parte de arriba de la ciudadela y hay que esperar en el patio central, junto tienda de recuerdos, a que salga el siguiente grupo, porque las visitas solamente son organizadas y en idioma francés y holandés. 



La visita no está mal pero lo que realmente merece la pena son las vistas que hay del pueblo desde una terraza. Podremos contemplar la ciudad, el río Mosa y su valle, uno de los más hermosos de Bélgica.





El calor era asfixiante y estar al sol resultaba casi insoportable así que pensamos que lo mejor era sentarnos a la sombra en la terraza de un pequeño establecimiento que había ahí arriba, en la ciudadela.



Junto a un avión de la segunda guerra mundial y un parque infantil tomamos una cerveza Leffe tostada y bien fresquita y disfrutamos con unas maravillosas vistas.


Cuando ha empezado a nublarse hemos bajado en el teleférico hasta la colegiata de Notre Dame, un edificio gótico del siglo XV con tres naves y en el cual destacan sus vidrieras, en especial una monumental, en tonos azules, que pasa por ser de las más grandes de Europa y que está atribuida al maestro Ladon.



Dejamos la Colegiata y su característica torre campanario, rematada con un tejado en forma de bulbo, y hemos paseado un poquito por la orilla del río, aunque sin llegar a la Abadía de Notre Dame de Leffe.


El puente que une las dos orillas del río está lleno de esculturas de saxofones de colores que nos recuerdan que aquí nació Adolphe Sax, el inventor del saxofón.


Pero ya estaba empezando a ponerse cada vez más nuboso y hemos seguido hasta la estación. Justo enfrente nos hemos tomado un refresco porque nos estábamos deshidratando de nuevo.


De Dinant hasta Namur hay más o menos media hora de tren, y allí ya se había estropeado bastante el tiempo. En la estación salimos justo por el lado contrario o sea por el lado norte cuando todos los sitios de interés en la ciudad están hacia el sur, sobre todo el centro histórico y la ciudadela. Media vuelta.


Namur es la capital de la región belga de Valonia, tiene poco más de cien mil habitantes y se encuentra en la confluencia de los ríos Mosa y Sambre. De origen celta, contó con presencia romana y empezó a desarrollarse cuando los Merovingios construyeron su ciudadela en un espolón rocoso que domina la ciudad en la unión de los ríos. Ha pasado de formar parte de los Países Bajos a ser de Francia en varias ocasiones, e incluso fue ocupada por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.



La Ciudadela de Namur es inmensa, se extiende a lo largo de ochenta hectáreas de parques y zonas verdes y cuenta con más de siete kilómetros de subterráneos, pero la verdad es que con el calor bochornoso que había, subir tantos escalones y tantas cuestas...


Porque se puede subir en un teleférico que parte de la place Pied-du-Chateau, pero nos enteramos demasiado tarde y terminamos haciendo lo más difícil.


Bueno, a pesar de todo, hemos dado un buen paseo admirando las vistas de la ciudad antigua y después hemos bajado a tomar algo por la zona comercial, la Rue de l'Ange y visitado la catedral barroca de Saint Aubain. Aunque a mí el barroco no me gusta mucho esta catedral también tiene bastante influencia clasicista.


Cuando estábamos en la catedral se ha puesto a llover. Hemos estado matando el tiempo en un cafetito situado  enfrente del templo y, cuando ha amainado, de vuelta a la estación de trenes.
Desde Namur hasta Bruselas hemos ido en un tren de dos pisos. Yo la verdad es que nunca había visto uno así y es bastante cómodo, además desde la parte de arriba tienes mejores vistas del paisaje.


En Bruselas hemos buscado un sitio para tomar algo ligero de cena y después, como estábamos ya muy cerca de la Gran Plaza, nos hemos dado un paseo hasta ella.

Me ha parecido pequeña e incluso sucia, como en general todo Bruselas. Desde la Gran Plaza hemos ido hasta la Catedral y allí hemos estado un buen rato, contemplando su fachada porque ya estaba cerrada, hasta que hemos hecho acopio de fuerzas y hemos vuelto a nuestro hotel.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuántas cosas aprendo leyéndote!!!

...y serán tus pies?

Cdeiscar dijo...

Efectivamente se trata de mis pies. :)

Anónimo dijo...

que graciosiños