Hemos partido por la tarde. Nuestro vuelo hacia Casablanca tenía su salida a las 18:25 y hemos tenido suerte porque, pese a no poder hacer el check in online con Royal Air Maroc, la azafata de facturación era un encanto. Le ha llamado la atención mi apellido y nos ha contado que ella era de Carbonero, en Segovia, y me ha dado la fila doce y ventanilla. Bien.
Lo malo ha sido al llegar a Casablanca. Nos han perdido una maleta y tras pasar un buen rato en el mostrador para reclamar, nos han dicho que se había quedado en Madrid. Ya pierden las maletas hasta en los vuelos directos. Sin comentarios. Con un poco de suerte la tendremos pasado mañana en Fez, o eso nos han dicho.
Nos ha tocado solucionarlo a nosotros porque el chico de la agencia ha dicho que no podía entrar y además no hablaba ni una palabra en español. Al final me ha tocado solucionarlo a mí y en inglés. Luego se quejarán de que cada vez más la gente preparamos nuestros viajes por libre.
Tras demasiado tiempo en el aeropuerto hemos salido hacia el hotel. Para ser un cinco estrellas ha conocido mejores tiempos. Las habitaciones están viejas y desgastadas, y el baño... Sucio y con cortinilla de tela en la ducha.
Eso sí el personal muy amable y educado. Como muchas veces es el factor humano lo que lo salva.
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