Ayer, en nuestra visita a las Termas de Diocleciano, pudimos ver un vídeo interactivo que describía la Villa de Livia en Prima Porta. No nos dio tiempo a visitar el Museo Palazzo Massimo, donde están los increíbles frescos que se encontraron en la Villa di Livia, pese a que estaba incluido en la entrada de las termas y el Museo Nacional Romano. Y como hoy teníamos solo la mañana libre decidimos acercarnos a ver los restos de esta villa romana.
Prima Porta se encuentra al norte de Roma y se puede llegar en transporte público desde la Estación de Cercanías de Flaminio, al lado de la parada de metro, cogiendo un tren "urbano". El billete es el mismo que el del metro o del autobús, cuesta 1,5€, y se puede usar con un límite de cien minutos en el transporte público.
Prima Porta se encuentra al norte de Roma y se puede llegar en transporte público desde la Estación de Cercanías de Flaminio, al lado de la parada de metro, cogiendo un tren "urbano". El billete es el mismo que el del metro o del autobús, cuesta 1,5€, y se puede usar con un límite de cien minutos en el transporte público.
La entrada a la Villa es gratuita y los horarios son un poco raros pero hoy estaba abierto. No había nadie visitando las ruinas y tenían un aspecto un poco abandonado.
La villa, a pocos kilómetros al norte de Roma, estratégicamente situada en un promontorio sobre el río Tíber, entre la Via Flaminia y la Via Tiberina, perteneció a Livia Drusila, esposa del emperador Augusto.
El poeta Estacio la describía así en el siglo I dC: "Allá verdea la dura piedra de Laconia, aquí el mármol de Libia y de Frigia, más allá brilla el ondulado ónice y el mármol con vetas del mismo color que el mar profundo, y resplandecen rocas frente a las cuales palidece de envidia la púrpura de Ébalo".
Sobre su construcción había una leyenda que narraba cómo en su juventud Livia estaba sentada en la finca de su padre cuando un águila dejó caer sobre su regazo una gallina muy blanca que llevaba en su pico una ramita de laurel llena de bayas. Consultados los arúspices acerca del fenómeno, concluyeron que debía plantar y cuidar la rama como símbolo de la dinastía que fundaría con su esposo y cuidar la gallina y sus polluelos, que darían a la villa el sobrenombre de "Ad gallinas albas".
En 1863 el entonces arrendatario de la finca decide emprender unas excavaciones que pronto dieron resultados, numerosas piezas que se vendieron en el mercado de antigüedades.
Augusto de Prima Porta, Museos Vaticanos. Wikipedia |
Pero el mayor descubrimiento fue la estatua del emperador Augusto de dos metros de altura y con atavíos militares que se conoce como Augusto de Prima Porta y que se conserva en los Museos Vaticanos.
Frescos Villa di Livia Prima Porta, Palazzo Massimo. Wikipedia |
Pocos días después se encontraban unas estancias subterráneas y, en una de ellas, unos preciosos frescos muy bien conservados que representaban unos exuberantes jardines en los que curiosamente todas las especies vegetales tienen flores y frutos a la vez y entre las ramas de los árboles, multitud de especies de aves. Con el tiempo, las filtraciones de agua y los destrozos producidos en la Segunda Guerra Mundial hicieron que los frescos se extrajeran y conservaran en el Palazzo Massimo.
Lo que hoy podemos visitar de la Villa de Livia son los restos, bastante deteriorados de una villa romana con sus termas, atrio, peristilo, salas privadas y de representación y un gran jardín en el que se han plantado laureles, recordando la leyenda.
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