domingo, 11 de diciembre de 2016

Italia: Ostia Antica

Creo que yo nunca había tenido la intención de ir a visitar Ostia Antica. Más que nada porque nunca había oído nada relevante sobre este sitio arqueológico. Sí que sabía que la ciudad era el puerto de la antigua Roma pero no tenía ni idea de que hubiese el inmenso yacimiento arqueológico que hay. Me ha sorprendido mucho el desde el primer momento. 


Hemos llegado en un tren desde la estación de Pirámide en Roma hasta la estación Ostia Antica. La línea se denomina Roma - Lido. Aproximadamente media hora de viaje. El yacimiento está a unos 10 minutos andando desde la estación de tren. La entrada cuesta 8 €.  Y cogimos además un plano con una pequeña explicación por otro par de euros. Había a disposición de la gente audioguías.


"En el centro de un maravilloso parque cerca de la desembocadura (ostium) del río Tíber se revelan los restos de este importante asentamiento romano, que data del siglo IV aC. Fundada como ciudad fortificada (castrum) para el dominio del acceso fluvial de Roma, Ostia en cinco siglos estuvo alcanzando el tamaño de una importante ciudad. El perímetro original de la fortificación se superó en el siglo I aC por una nueva tapia incluyendo torres y tres entradas: Puerta Romana, Puerta Marina y Puerta Laurentina."



"La calle principal, el Decumano Máximo, tenía casi 9 metros de ancho y casi 2 km de largo. Todavía hoy en día, los visitantes pueden recorrer el majestuoso eje vial con su antiguo empedrado de adoquines, las típicas piedras volcánicas anchas que lo caracterizaban. La ciudad tuvo su largo periodo de prosperidad desde el siglo I hasta el siglo III dC, que fue seguido de una fase de crisis y recesión en el Imperio tardío."



"El desamparo definitivo se ocurrió entre el siglo IX y el siglo X de la edad cristiana, cuando la población escasa y superviviente se movió hacia el este, cerca de la ciudad, donde había surgido el casco medieval de Gregoriópolis. Las primeras excavaciones con finalidad científica se realizaron en el siglo XIX, durante el papado de Pío VII y Pío IX, pero la mayoría de las investigaciones arqueológicas se llevaron a cabo durante la primera mitad del siglo pasado. En los momentos actuales los visitantes pueden admirar los antiguos restos de la ciudad que se extienden por un área de casi 34 hectáreas, que corresponden a los dos tercios de la extensión original de la ciudad."


La visita empieza en las Necrópolis de la Via Ostiense y la Via delle Tombe. Tras cruzar la Porta Romana encontramos los Baños de los Cisiarii (carreteros), pero conviene no demorarse mucho aquí porque lo bueno viene más adelante, no en vano esta ciudad llegó a tener 100.000 habitantes y un importante papel administrativo y comercial.



Sorprenden por ejemplo los cuarteles de los bomberos o Caserma dei Vigilii, que protegían casas y almacenes o graneros del fuego (una gran cuidad como Roma dependía de las importaciones de cereales que llegaban desde muchas zonas del Imperio) o los restos de Ínsulas, casas de varios pisos en los que habitaban las clases medias y bajas de trabajadores. 




En las Termas de Neptuno había un gran gimnasio o palestra y se puede subir a un mirador que ofrece una buena panorámica del conjunto. Además se conservan muchos mosaicos y hasta unas letrinas.



Justo al lado de las termas se encuentra el Teatro de Ostia, construido en época de Augusto y que llegó a tener capacidad para 4.000 espectadores. Está entre el Decumano Máximo y el Foro de las Corporaciones.






El Foro de las Corporaciones era el lugar dónde los comerciantes y mercaderes más importantes tenían sus despachos, en pórticos con columnas y suelos de mosaicos que aludían a los diferentes oficios. En el centro se levantaba el Templo de Ceres.




Paramos a tomar algo en el restaurante del recinto y visitamos el pequeño Museo con esculturas halladas en el yacimiento, algunas realmente impresionantes.




"No todo el mundo sabe que al interior del sitio arqueológico de Ostia Antica hay un lugar donde la historia parece haberse detenido. Es el Museo de las excavaciones, un estupendo edificio de época renacentista originalmente destinado a las provisiones de la sal procedente de las cercanas salinas."



"Hoy en día las alas del edificio contienen una riquísima colección de esculturas, adornos, manufacturas de cristal, marfil y bronce, herramientas, sarcófagos, pinturas funerarias y mosaicos polícromos hallados durante las excavaciones. Cada sala está dedicada a un aspecto de la vida, de las actividades y de los cultos que animaban la antigua ciudad portuaria. Paneles educativos completos con muchas informaciones y curiosidades acompañan a los visitantes al descubrimiento de los orígenes y de la historia de cada resto."



Y ahí empezaron los agobios, porque nos dimos cuenta de que no habíamos recorrido ni la mitad y nos quedaban solo un par de horas para el cierre, a las cuatro y media.




Desde el museo recorrimos una calle con restos de edificios y, sobre todo, una ínsula muy bien conservada, la Ínsula de Diana. Giramos a la derecha y al lado encontramos el Termopoliun de la Via de Diana, una taberna muy bien conservada.




Callejeando, a veces siguiendo el plano y las más dejándonos llevar, seguimos hasta el Foro, la gran plaza en la que convergen el Cardo y el Decumano en las ciudades romanas, el centro neurálgico de la ciudad y dónde se encuentran los más importantes edificios públicos. En su centro y elevado sobre una escalinata, el Capitolium y al otro lado del Decumano Máximo, los restos del Templo de Roma y Augusto.



Poco más adelante, en el Decumano Máximo, giramos de nuevo hacia la derecha y nos encontramos con una nueva sorpresa, el Horrea Epagatiana y Epaphroditiana.



Volvimos al Decumano Máximo y nos encontramos con con la Taberne dei Pescivendoli o de los Pescaderos. Cuenta con una mesa de mármol y una especie de pequeña bañera revestida de mármol usada seguramente para contener el pescado. Además se conserva el mosaico del piso, negro y blanco y con motivos marinos.



Junto a la Porta Marina está la Domus del Ninpheum, situada en la parte de atrás de un edificio de tiendas que daría al Decumano Máximo. La parte mejor conservada es una habitación que se abre al patio, en el que también se conserva una fuente, parte del ninfeo. Ésta habitación tiene tres ventanas muy altas, separadas por columnas de mármol que sostienen arcos de ladrillo. Conserva murales y suelos de mármol y mosaicos.




Muy cerca, en la Ínsula delle Volte Dipinte o las Bóvedas Pintadas, ya empezaron a echarnos. No había más tiempo. Además descubrí que para ver algunas casas con sus pinturas por dentro había que haber reservado antes y que sólo se pueden ver los domingos. ¡Justo el día que nosotros habíamos ido!. Lo mismo pasaba con la Ínsula delle Muse. En fin. Pude hacer alguna foto desde la puerta por eso de hacerme una idea, pero nada más.



Cuando salimos del yacimiento ya anochecía. Pasamos por delante del Castillo de de Julio II, cerrado por obras de conservación.



Volvimos en el tren, que por cierto, se puede coger con el mismo billete del metro y autobús urbano. Estos billetes cuestan 1,5 € y se pueden usar durante 100 minutos, con lo cual sale baratísimo hacer un desplazamiento como este.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Que chulo

Cdeiscar dijo...

Toda una sorpresa!

Anónimo dijo...

Nice

Anónimo dijo...

Feliz Navidad a mi bloguera viajera preferida!
Muuuuaaaa

Cdeiscar dijo...

Muchas gracias. Felices fiestas también para ti.