Tras dormir no más de seis horas y de un desayuno escasísimo en el que lo único que se salvó fue la máquina de café que descubrí en un rincón y que me libró del aguacastañas qué servían las camareras, hemos hecho un pequeño city tour (menos mal que ayer habíamos pateado la ciudad en condiciones).
Y nos hemos dirigido al Heritage Park donde durante una hora y pico hemos recorrido una reconstrucción de un pueblo con sus granjas, la estación de tren, la iglesia, la imprenta, el saloon, la tienda, el banco o la herrería.
Había incluso un fuerte de madera y, al lado, un campamento indio con sus tipis. Se vigilaban bien mutuamente. Y un tren de vapor hacía el recorrido de todo el perímetro.
Muchas casas se pueden visitar por dentro y ver el modo de vida de hace un siglo, con personajes vestidos de época realizando sus tareas. Abarca el periodo comprendido entre los años 1860 a 1950.
Seguidamente hemos salido hacia el pueblo de Banff atravesando paisajes espectaculares y siguiendo el curso del río Bow. Por fin, después de tanto tiempo, voy a conocer las Canadian Rockies. Después de pasar el pequeño pueblo de Canmore llegamos a los lagos Two Jack y Minnewanka.
En el lago Two Jack, que en realidad está unido al lago Minnewanka, la parada ha sido de apenas unos minutos. Se encuentra al borde de la carretera, así que hemos parado a la japonesa, unas fotos y a correr.
El lago Minnewanka, "Agua de los espíritus" en nakoda, tiene veintiocho kilómetros de largo y está formado por el Cascade River.
En él se puede practicar senderismo, paseos en barca o ciclismo de montaña por los senderos que discurren a lo largo de la orilla norte del lago. En 1941 se construyó una presa que elevó el nivel del lago en treinta metros y que sumergió la villa de Minnewanka.
Después hemos ido a las Cascadas del Bow, al lado ya del pueblo de Banff. Como dato curioso, en estas cascadas se rodaron escenas de la película "Río sin retorno" de Otto Preminger, con Robert Mitchum y Marilyn Monroe como protagonistas.
Aquí nos han dicho que nos daban diez minutos para verlas y ya he hecho tope. No se a que vienen tantas prisas. Así que he pasado de todo y me lo he tomado con calma y subido por un paseo que discurre por la orilla del río con unas bonitas vistas de las cascadas en las montañas.
También se divisaba el famoso hotel Fairmont de Banff. Cuando he llegado al coche estaban esperándome pero me ha dado igual yo no tengo ninguna prisa por llegar a las dos de la tarde al hotel y tener el resto de la tarde libre para ir de compras. Me parece absurdo.
Las visitas del día finalizan en la Túnnel Mountain, denominada por los nativos que habitaban esta zona como Sleeping Buffalo, pero que cambió de nombre a causa del proyecto de abrir un túnel en ella para que pasara el ferrocarril, proyecto que finalmente se desechó.
Se trata de poco más que un mirador y un recorrido por una carreterita de montaña con bonitas vistas, eso sí. Ideal para hacer un recorrido con tiempo y andando.
Por la tarde y después de hacer el check-in hemos pasado un rato descansando y luego salido de paseo por el pueblo y alrededores.
Hay una zona en el río Bow, pasando el puente, con un paisaje precioso para pasar el rato pescando, paseando o descansando. Siempre y cuando tomes la precaución de llevar repelente de mosquitos. En caso contrario serás la cena de estos animalitos. Mi caso, por supuesto, ha sido este último.
También hemos entrado en alguna tienda. Banff es un pueblo bonito más de lo que yo pensaba.
El hotel está viejo y mal conservado. Nuestra habitación, no sé porqué, tiene cuatro camas y aún así nos han puesto una supletoria más. Deben pensar que vamos a tener invitados esta noche o no me lo explico.
Cuando hemos salido nos hemos dado cuenta de que la luz del baño no funcionaba y hemos bajado a reclamar por primera vez a recepción. Después hemos tenido que pedir champú y gel. Segunda vez. Luego, y con un calor asfixiante, nos han dicho que el aire acondicionado no funciona en el hotel, porque raramente es necesario. Sin embargo hace ruido como si funcionara de verdad.
Al llegar por la noche de nuevo estábamos sin luz en el baño. Bajamos a recepción por enésima vez y el recepcionista nos dice que está él sólo y que en ese momento está ocupado, que cuando pueda subirá a ver que pasa. Pero mientras tanto nos ofrece amablemente... ¡una linterna!.
Con cara de incredulidad, primero me he cabreado y después me ha dado por reír. Si no fuera porque son las doce de la noche y tengo ganas de ducharme e irme ya a la cama de una vez, me partiría de la risa, porque la situación es surrealista.
A la media hora ha subido el buen hombre a la habitación y ha comprobado que, efectivamente, no hay luz y nos ha ofrecido dos opciones: esperar al electricista mañana o ... darnos la linterna. Yo ya lloro de la risa, no quiero la linterna, que hagan lo que les dé la gana que ya haré yo lo que tenga que hacer. El pobre ya me da hasta pena porque supongo que no es culpa suya si no hay un electricista por la noche.
Aun así ha vuelto a llamarnos por teléfono un cuarto de hora más tarde para ofrecernos de nuevo la linterna y sus disculpas. Le reitero que no quiero linterna y que espero que mañana arreglen la luz. En eso quedamos. Las doce y media y sin poder acostarnos. Me ducho con la puerta abierta y la luz del pasillo.
Mañana será otro día...
3 comentarios:
Cuando he llegado al coche estaban esperándome pero me ha dado igual yo no tengo ninguna prisa por llegar a las dos de la tarde al hotel y tener el resto de la tarde libre para ir de compras. Me parece absurdo.
-Toma ya! Genial jajja
Bueno, puede que fuera un poco egoísta por mi parte, pero es que para ir de compras no necesito llegar hasta Canadá. Yo lo que quería era ver todo y disfrutar de las maravillas de ese país, no de sus tiendas de recuerdos.
Los recuerdos prefiero llevarlos en mi cabeza y en mi cámara.
Puede que hubieran las típicas tazas de "Estuve en (tal sitio) y me acordé de ti" :-)))).
Todo es un consumismo...
Hiciste bien en aprovechar cada segundo del lugar.
Un besito
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