Canadian Rockies: Jasper y el Lago Maligne.

Hoy nos ha abandonado el buen tiempo. Cuando hemos salido el día estaba oscuro y plomizo pero, como era muy temprano, teníamos la esperanza de que el tiempo cambiaría a mejor. Ha sido todo lo contrario. Es lo que hay, así que hemos montado en el coche y empezado el recorrido de hoy, comenzando por una parada en el Cañón Maligne.

Por suerte, aunque el cielo estaba muy cubierto, aún no llovía y hemos podido hacer un pequeño recorrido por los senderos que llegaban a los parajes más espectaculares: cascadas, gargantas, ollas y sifones entre bosques y vegetación exuberante.

Seguidamente rodeamos el Lago Medecine. Una parada cortita. Qué pena me ha dado, pero la luz era nefasta para poder hacer una fotografía decente y eso que el lugar era precioso.

Cerca, en la orilla de la carretera, hemos parado a ver a una cierva que estaba con su cría, aunque el bichillo ha salido disparado. No así la madre, que ha permanecido tranquilamente posando para la foto.

Y allí hemos coincidido por primera vez con un grupo de Amish. Las mujeres  iban ataviadas con los trajes típicos y sus cofias para el pelo. Todo muy tradicional, menos las cámaras de fotos y el coche en el que iban, que no era precisamente de caballos, sino un modelo mucho más moderno y potente.

Hemos seguido viéndoles en nuestra siguiente parada, el Lago Maligne. Está a 45 km de Jasper, es el más grande de las Montañas Rocosas y uno de los más famosos y fotografiados. Tiene dos campings sólo accesibles por canoa, lo que garantiza la total tranquilidad de sus usuarios.

Cuando bajamos del coche empezó a salir un poco el sol y cruzamos los dedos: seguro que iba a despejar para que pudiéramos disfrutar del paseo en barco por el lago hasta la Spirit  Island. El pasaje es algo caro, 60 dólares, pero seguramente merece la pena... Cuando no llueve a mares.

Que es exactamente lo que ha pasado cuando hemos subido al barco. Y la verdad es que nos ha fastidiado bastante. Aún así hemos llegado hasta Spirit  Island y desembarcado un rato. El paisaje es de cuento, no me extraña que sea tan famosa. Pero lloviendo...

Volvimos al barco y el viaje de vuelta a sido igual o peor: lluvia y más lluvia. Menos mal que habíamos dejado a mano los chubasqueros porque, además, de un día para otro las temperaturas han bajado 15º como mínimo. Hemos pasado de un calor bochornoso a un frío húmedo.

Nos hemos ido de Maligne Lake bastante decepcionados pero pensando en la suerte que habíamos tenido hasta ahora. Sólo esperamos que durante el camino aclare hace un poquito, porque sino no íbamos a poder ver el Monte Robson, el más alto de las Canadian Rockies.

El camino sigue siendo precioso a pesar de todo. Vamos entre bosques, cruzando ríos de aguas bravas y rodeando lagos de colores imposibles.

Y por fin, tímidamente, ha empezado a aparecer el sol y hemos podido ver el Monte Robson aunque no completo, porque su cumbre estaba escondida entre las nubes.

El resto del camino hemos parado poco, dos o tres veces a hacer alguna foto y estirar las piernas. Al salir del Parque Nacional Jasper y entrar en British Columbia ha cambiado la hora otra vez, una menos. Este país es tan grande que tiene seis usos horarios.

Vamos a hacer noche en Sun Peaks. Como de costumbre he tenido que hablar con recepción porque siguen poniendo un único botecito de champú y nada de gel. De todas formas han sido muy amables. 

El pueblo es muy pequeño y cuándo tiene gente es en invierno para esquiar. Ahora, a pesar del campo de golf, tiene muchos negocios cerrados.