A un lado de la carretera hemos parado para fotografiar Castle Mountain. La luz no era la mejor, porque era un poco temprano, pero es lo que hay. Está localizada aproximadamente a la mitad entre Banff y Lake Louise y debe su nombre a su aspecto de fortaleza.
Después hemos contemplado el Glaciar Crowfoot, llamado así por su forma de pata de cuervo, que desagua en el río Bow.
Desde allí, en poco tiempo, alcanzamos el Lago Bow, quizá no tan conocido como otros, pero que nos pareció fantástico por los reflejos de las montañas sobre el agua, que parecía un espejo, y por el glaciar y las cascadas que se formaban al fondo.
Lo hemos dejado con pena tras pasear un rato por sus orillas, pero teníamos que partir hacia otro lago muy cercano, el Peyto. Debe su nombre a Bill Peyto, qué fue guía y explorador de esta zona.
Desde lo alto de un mirador se podía contemplar el Lago Peyto en toda su extensión, encajado entre montañas. Tiene un increíble color turquesa. Pero tuvimos que acortar la visita a lo imprescindible para hacer unas fotografías, porque la zona estaba cubierta por una nube de mosquitos que nos acribillaron.
Además empezaba a notarse un poco de humo debido a los incendios que se estaban desarrollando más al norte del parque y que, días atrás, habían tenido cortada la carretera. Hemos llegado a ver algo del fuego, además de cenizas y restos de árboles carbonizados. Y a los bomberos trabajando.
De nuevo en la carretera y desde el coche hemos contemplado el Lago Mistaya. El camino continuaba atravesando bosques, montañas y lagos hasta los Campos de Hielo de Columbia.
En el Glaciar Athabasca hemos hecho un paseo en el Ice Explorer. Lo más suave que puedo decir es que es decepcionante. No merece la pena en absoluto los alrededor de cincuenta dólares que pagas para que te lleven a una zona del glaciar ennegrecida por el humo de los vehículos y destrozada por las excavadoras que aplanan el hielo para que los Ice Explorer puedan llegar hasta allí.
No sé cómo el gobierno lo permite, porque a mi me parece un auténtico atentado ecológico. Aunque no cabe duda de que se trata de un negocio muy rentable por la cantidad de gente que va, el precio y que lo complementan con un restaurante mediocre y una tienda de recuerdos (los mismos que en todos los sitios). Tienen también una visita a un mirador suspendido sobre el vacío pero ya hemos pasado. Un timo.
Continuando hacia la localidad de Jasper hemos hecho dos paradas: la primera en Tangle Creek Falls, una cascada de 115 metros al borde de la carretera. No hay más que parar en el arcén.
Las Athabasca Falls son unas cascadas que forma el río Athabasca al atravesar un estrecho cañón. No son muy altas, ya que tienen 23 metros, pero el agua entra con mucha fuerza dentro de la garganta.
Las Athabasca Falls son unas cascadas que forma el río Athabasca al atravesar un estrecho cañón. No son muy altas, ya que tienen 23 metros, pero el agua entra con mucha fuerza dentro de la garganta.
Hay varios miradores y senderos. Desde algunos sitios las gotitas de agua en que se descompone el caudal al estallar contra las rocas pueden llegar a calarte y forman bonitos arcoiris.
Una de las actividades que se pueden hacer es practicar rafting aguas abajo del Athabasca. Yo pensé que podría estar bien probar pero finalmente lo deje pasar. No tanto por la corriente que llevaba el río, que podía resultar divertido, como porque el agua está realmente helado.
1 comentario:
La primera y séptima fotografía cómo me han impresionado! Estar en medio de esos parajes se debe sentir uno realmente muy minúsculo por la inmensidad de los paisajes...
Me gusta muchísimo la naturaleza y viendo esos lugares que son tan impresionantes hasta me entraría agobio :-)))
...Sabes qué? me encantas...
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