lunes, 10 de agosto de 2015

Rumanía: Bucarest y Sinaia

Hoy hemos dedicado la mañana a conocer algo más de Bucarest. Empezando por la zona centro, desde la calle Victoriei a la Piata Victoriei, la mayor de la ciudad y confluencia de las avenidas más importantes.



En ella, además, se encuentra la sede del Gobierno de Rumanía, en el Palatul Victoria, que se empezó a construir en 1937. Es la sede del gabinete del Primer Ministro del país.



La Universidad Nacional de Defensa Carol I destaca al final del Bulevardul Eroilor o de los Héroes y ante ella se encuentra el Monumento de los Héroes de la Patria, Monumentul Eroilor Pratrii.


El Palacio del Parlamento es el mayor edificio público de Europa y el segundo del mundo después del Pentágono. Está en el centro de Bucarest, edificado sobre la colina de Spirii, para lo cual hubo que derribar barrios enteros, incluyendo doce iglesias, dos sinagogas, tres monasterios y más de siete mil casas. Todo por los delirios de grandeza de Ceaucescu.


Aquí todo es exagerado: doce plantas de altura, más otras ocho subterráneas, 315.000 metros cuadrados, los mejores materiales... Incluye la Camara de Diputados, el Senado, salas de congresos y conferencias... Aún así más del 70% de su espacio está vacío.


El Bulevar Unirii parte de la plaza del Parlamento uniéndolo con la Piata Alba Iulia y fue construido emulando a los Parques Elíseos de París, con sus tres kilómetros y medio de longitud.


La Catedral Patriarcal de Bucarest fue mandada edificar en 1656 por el príncipe Constantin Serban Carnul y su esposa Balasa. Está dedicada a los santos Constantino y Elena y es la sede del Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rumana.


Tiene planta de cruz griega y torres acabadas en cúpulas. En su exterior, arquerías que forman un soportal cuyo interior está profusamente decorado con coloridos frescos.


Todos los frescos y esculturas originales fueron destruidos, excepto el icono de Elena y Constantino, patronos de la catedral. Los frescos actuales son de Dimitrie Belizarie, añadidos en 1923.


El Palacio Patriarcal está una antigua abadía y es la residencia metropolitana. Está justo al lado de la Catedral, en la Dealul Mitropoliei, una colina en la que originalmente se había construido una casa para el abad del monasterio.


Hoy incluye un gran Salón del Trono, cancillerías del patriarcado y los apartamentos del Patriarca, entre otras estancias que no se pueden visitar.



Casi a mediodía y con un calor asfixiante hemos ido a ver el Museo Satului, formado por docenas de casas originales de todas las regiones rumanas, y que han sido reconstruidas aquí, en medio de jardines y junto al lago Herastrau.





Las casas fueron desmanteladas pieza por pieza y se transportaron por tren, barco o carros hasta Bucarest. La casa más antigua pertenece al siglo XVII y la más reciente del siglo XIX.





Es un lugar muy pintoresco y agradable, sobre todo para pasar unas horas conociendo algo más de la historia del país. Son un total de quince hectáreas en las que se ha hecho una recreación del campo rumano.




Así podemos visitar molinos de agua o de viento, herrerías, iglesias de madera, pesquerías y casas (muchas se pueden ver por dentro con todo su ajuar y mobiliario) de todos los estilos del país.





El espacio está ordenado por regiones: Transilvania, Banat, Muntenia, Oltenia, Dobrogea y Moldova, que se recorren por caminos y senderos entre árboles y jardines junto al lago.





Tras comer en una terraza, algo que no ha sido muy buena idea porque hacía demasiado calor, hemos salido por carretera hacia la localidad de Sinaia, en las montañas de los Cárpatos y ciudad de vacaciones tanto en invierno por sus estaciones de esquí como en verano por sus temperaturas más suaves y frescas.




Sinaia tiene muchos palacetes preciosos, gran parte de ellos restaurados, al contrario de lo que pasa en Bucarest que, a pesar de ser conocida en su tiempo como el Pequeño París por sus bulevares y sus edificios neoclásicos, hoy ha perdido gran parte de esa belleza y lo que queda necesita una restauración urgente para recuperar su antiguo esplendor.



En Sinaia hoy hemos visto el Monasterio de Sinaia, en los montes Bucegi, mandado construir por Mihai Cantacuzino tras su peregrinación al Monte Sinaí en el siglo XVII.



El edificio ha sufrido varias ampliaciones debido al gran número de monjes que llegó a albergar. Alrededor de la fortificación del monasterio se desarrolló una pequeña población que fue el origen de la actual Sinaia.




El hotel no me ha gustado nada. Menos mal que sólo va a ser para dormir esta noche. Después de cenar hemos dado un paseo por la calle principal y casi única de la ciudad y hemos tomado café en una terraza al fresco.



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