Los Ancares es uno de esos territorios en los que todavía se puede imaginar como era la vida hace cientos de años. A veces visitamos las ruinas de un castro celta de hace 2000 años y nos impresionan, sin darnos cuenta de que en algunos remotos lugares del noroeste de la provincia de León y sureste de la de Lugo se ha seguido viviendo así hasta hace bien poco y todavía conservan las antiguas pallozas, la mayor parte restauradas y acondicionadas para la vida de hoy.
Entramos desde el sur por Vega de Espinareda y Sésamo. Las carreteras cada vez son más estrechas y empinadas y el paisaje precioso. La subida al Puerto de los Ancares se ve recompensada por las impresionantes vistas que hay desde el mirador que se encuentra en su parte más alta.
Desde allí, por encima del mirador y del área de descanso, sale un sendero que sube por las cumbres entre piornos y brezos y con magníficas vistas tanto hacia el norte como hacia el sur.
Pero lo imprescindible es asomarse al Mirador de Balouta después de un corto paseo por un camino de tierra. Aquí podemos ver casi a vista de pájaro el pequeño pueblo escondido entre las montañas y relajarnos con un panorama único.
Desde allí, por encima del mirador y del área de descanso, sale un sendero que sube por las cumbres entre piornos y brezos y con magníficas vistas tanto hacia el norte como hacia el sur.
Pero lo imprescindible es asomarse al Mirador de Balouta después de un corto paseo por un camino de tierra. Aquí podemos ver casi a vista de pájaro el pequeño pueblo escondido entre las montañas y relajarnos con un panorama único.
Bajando el puerto y poco más adelante hay un cruce en la carretera que nos lleva a la derecha hacia Balouta, a unos cuatro km y hacia la izquierda a Piornedo. Nos encontramos con que el tramo a Balouta estaba cerrado por obras en la carretera y no supieron decirnos los de la obra si había otra forma de llegar.
Así que un poco a al aventura y con ayuda del gps nos adentramos por una carreterilla, poco más que un sendero asfaltado, que después de un rodeo de más de 15 kms llegaba al pueblo. Pero antes paramos en un lugar idílico con pallozas y construcciones tradicionales de piedra y techos de pizarra. Allí pastaban vacas y caballos en un entorno precioso.
Bajamos hasta llegar casi al pueblo de Murias, en Lugo, y allí en el cruce giramos a la derecha y enlazamos con una carretera poquito más ancha. Pero antes paramos en el Mirador Río Balouta, con un balcón de madera que se adentra en el vacío y ofrece una panorámica del valle y pueblos como Murias, Rao o Robledo.
El próximo pueblo ya sería Balouta. La carretera tiene el asfalto en buen estado y yo tan feliz hasta que llegamos otra vez a la provincia de León. Cambio de provincia, cambio de asfalto. De nuevo camino de cabras. Al llegar fuimos directamente a comer al restaurante del pueblo, donde ya esperaban los que estaban arreglando la carretera. Preguntamos si después de comer ya se podía pasar pero no... ¡Había que volver por el mismo sitio!
Así que un poco a al aventura y con ayuda del gps nos adentramos por una carreterilla, poco más que un sendero asfaltado, que después de un rodeo de más de 15 kms llegaba al pueblo. Pero antes paramos en un lugar idílico con pallozas y construcciones tradicionales de piedra y techos de pizarra. Allí pastaban vacas y caballos en un entorno precioso.
Bajamos hasta llegar casi al pueblo de Murias, en Lugo, y allí en el cruce giramos a la derecha y enlazamos con una carretera poquito más ancha. Pero antes paramos en el Mirador Río Balouta, con un balcón de madera que se adentra en el vacío y ofrece una panorámica del valle y pueblos como Murias, Rao o Robledo.
El próximo pueblo ya sería Balouta. La carretera tiene el asfalto en buen estado y yo tan feliz hasta que llegamos otra vez a la provincia de León. Cambio de provincia, cambio de asfalto. De nuevo camino de cabras. Al llegar fuimos directamente a comer al restaurante del pueblo, donde ya esperaban los que estaban arreglando la carretera. Preguntamos si después de comer ya se podía pasar pero no... ¡Había que volver por el mismo sitio!
La comida fue buena, sencilla, barata y abundante. Que más se puede pedir. Después de comer dimos un paseo por el pueblo. Yo conté cuatro pallozas, una aislada y otras tres juntas. Y en desigual estado de conservación. En el siglo XX se han perdido muchas en favor de casas más modernas, pero aún así es el pueblo de León que más conserva. El paisaje es muy bonito, con los piornos y los brezos floreciendo y todo tan verde...
Volvimos por el mismo sitio hasta el cruce de Murias y de nuevo por un camino de cabras. Por aquí habría que llevar otro tipo de coche, pero qué le vamos a hacer... Disfrutar del paisaje y de la soledad del recorrido, porque sólo vimos vacas y caballos.
Y llegamos al cruce de Piornedo. Por el camino paramos porque nos cruzamos con unas vacas que conducía un vaquero a caballo y, más tarde, en una pequeña cascada al borde de la carretera.
Así hasta Suárbol, el último pueblo de León antes de llegar a la provincia de Lugo, que se veía muy bonito desde el mirador en lo alto de la carretera. Las viviendas de granito y pizarra sustituyeron a las pallozas desde que en 1957 un incendio asoló el pueblo.
Piornedo, ya en Lugo, me sorprendió por la gran cantidad de pallozas, creo que catorce, y construcciones tradicionales como hórreos que tiene, en un magnífico estado de conservación. La mayor parte de la pallozas conserva su techumbre tradicional y algunas están acondicionadas para poder vivir en ellas.
De los pueblos que vimos en los Ancares fue el que mejor conservado está. Caminamos por sus calles e hicimos un montón de fotos. Era como estar en una aldea celta en el tiempo de los romanos. A veces sentíamos como que habíamos viajado en el tiempo dos mil años atrás.
También paramos a hablar un rato con un señor mayor. Y nos hubiera gustado visitar alguna palloza por dentro, como la Casa do Sesto, hoy convertida en museo etnográfico.
La carretera LU-P-1404 sigue entre preciosos bosques de robles o castaños y con helechos y un montón de vegetación que iba variando con la altura. Era tan bonito que pensamos que deberíamos volver otra vez con más tiempo y hacer alguna ruta de senderismo para disfrutar de verdad del entorno.
Pasamos por Doiras y vimos su imponente castillo pero no paramos. Seguimos por la LU-723 y encontramos un bonito puente medieval de piedra sobre el río Navia, al lado del cual estaba marcada la Via Romana XIX que unía Astorga con Braga, en un lugar llamado As Pontes de Gatín, Becerreá. Se cuenta que el puente fue construido por el diablo en una noche por una promesa que había hecho a las gentes del lugar, hartos de tener que pasar el río.
El precio del diablo era la primera vida que naciera en el pueblo, sabiendo que una mujer estaba embarazada, detalle que no conocían los vecinos. Pero quiso la suerte que naciera esa misma noche una camada de gatitos y así cuando el diablo fue a por su pago, los vecinos le dieron un "gatin" que dio nombre al puente.
9 comentarios:
Casi me has matado mi bloguera viajera preferida! :-)))
Un entorno muy conocido para mí el de los Ancares!
Si fueras por la Sierra do Caurel te encantaría aún más, aún más rural y boscosa.
Y bueno... ya no te digo si pasaras por la zona de O Cebreiro y lo expusieras, me matarías totalmente ;-)) un lugar con encanto y con mucha magia para mí.
Me encantan tus fotografías y cómo lo explicas! Muaaaa
Que casualidad!
La verdad es que me ha encantado y me gustaría volver con tiempo y conocer mejor la zona. Y por supuesto seguir tus consejos O Cebreiro se me escapó esta vez, pero de la próxima no pasa.
Guay! Yo te sigo mi bloguera viajera preferida... ;-)
A estas alturas creo que me tendré que poner un mote para que me conozcas y sepas que soy yo, la que te escribe comentarios de vez en cuando. :-)*
Pues si. No se cuántos anónimos sois 😂
Pues venga ahí va mi mote:
Neutrina. :-)))))) se me acaba de ocurrir
;-)*
Extraño apodo 😮. Muy "atómico"☺
Extraño apodo 😮. Muy "atómico"☺
:-)))) un poco raro sí... pero me gusta
Ahora firmaré con mote para dejar de ser "Anónimo", bueno "Anónima".
Neutrina
👍
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