martes, 27 de junio de 2017

Vietnam: Hanoi nocturno

En Hanoi, junto al Río Rojo, empieza nuestro viaje a Vietnam. Llegamos a la capital del país tras un agotador viaje en avión, con escala en Doha y parada extra (de la que no nos habíamos enterado al coger los billetes) en Bangkok.



El aeropuerto de Hanoi está a unos 40 km del centro de la ciudad y cuando el avión va a aterrizar te da la impresión de que va a hacerlo en medio de los arrozales que lo rodean.



Pasamos casi una hora haciendo cola para pasar el control de pasaportes. Eran tan lentos que la fila parecía que no avanzara nunca. A la salida ya nos estaba esperando el coche que nos llevó hasta el mismo centro histórico, Las Treinta y Seis Calles (con los nombres de los gremios de artesanos que trabajaban en ellas), donde teníamos el hotel. 



Es una zona muy bulliciosa, llena de comercios de todo tipo y de calles abarrotadas de gente por donde circulan sobre todo motos, sin ningún control y a toda velocidad. Por las aceras no se puede circular porque son un improvisado aparcamiento de motos, así que hay que ir por la calzada esquivando vehículos y gente. Cruzar una calle, aún las pocas que tienen semáforo es un auténtico acto de fe.




Después de perdernos por el barrio llegamos al norte del lago Hoàn Kiếm y paseamos por la orilla hasta el sur, donde empieza el barrio francés, construido con un estilo totalmente diferente, un pedazo de la vieja Francia en la otra punta del planeta.




Por la calle Tràng Tièn llegamos hasta la elegante Ópera de Hanói, construida a principios del siglo XX por los franceses. Los edificios de los alrededores albergan hoteles y tiendas de lujo que nada que ver con las Treinta y Seis Calles.



De hecho parece una cuidad diferente, con amplias avenidas y edificios de corte neoclásico entre los que destaca el Sofitel Metropole con su elegante arquitectura colonial francesa.




Seguimos caminando y volvimos a perdernos, esta vez por los barrios al sur. El calor sofocante hacía que lo que podía haber sido un agradable paseo no lo fuera tanto.



Volvimos al lago Hoàn Kiếm y terminamos de rodearlo por la zona oeste. Había muchísima gente en la orilla "tomando el fresco", haciendo algo parecido al Tai Chi y al aeróbic, vendiendo de todo, o simplemente, parejas cogidas de la mano.



Regresamos al hotel esta vez sin perdernos mucho y caímos en la cama como fardos. Mañana tenemos el día completo. Seguro que vamos a dormir como troncos, a pesar del ruido que hay fuera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De las Medulas a Vietnam. Qué cambio radical!!!! :-)))))
Neutrina :-)*

Cdeiscar dijo...

Si, sobre todo en las comidas, jajaja.