No podía irme de Torla sin ir al Valle de Ordesa. Aunque sólo fuera un ratito, porque hoy ya teníamos que ponernos en camino. Pero cuando he mirado las cumbres desde la ventana del hotel y he visto que estaba despejado y qué estaban nevadas después de la tormenta de todo el día de ayer, no he podido por menos que acercarme a la entrada del parque.
Hemos aparcado allí mismo. Hoy sí que se podía porque ya se había acabado el puente y las restricciones a los vehículos particulares. En realidad estábamos allí aparcados media docena de coches.
A pesar de que los caminos estaban encharcados y embarrados hemos podido darnos una vuelta hasta el puente por la ruta circular. No ha sido mucho pero ha sido suficiente para que decida que tengo que volver pronto. Y como dicen que a la tercera va la vencida, a ver si en la próxima ocasión tengo la oportunidad de conocer a fondo el Valle de Ordesa.
Cuando hemos dejado Ordesa hemos vuelto a pasar por Torla y ya nos hemos dirigido hacia tierras navarras. Y justo antes de llegar a esta comunidad y al borde del pantano de Yesa hemos parado unos minutos porque nos ha llamado la atención un pueblo que tenía pinta de estar abandonado. Y así es.
Es el pueblo de Esco, que junto con Ruesta y Tiermas fueron abandonados tras ser expropiadas sus tierras para hacer el pantano de Yesa. Solo quedó viviendo allí un pastor y sus tres hijos. Es una pena ver cómo la iglesia está toda caída, igual que la mayor parte de las casas de piedra de las que solo quedan, en el mejor de los casos, algunas fachadas y algunos balcones colgando.
Y ya no hemos parado hasta llegar a Puente la Reina donde hemos vuelto a comer en el mismo restaurante que en el camino de ida. Está claro que nos encantó. Tras dar un paseo por el pueblo, por el precioso puente medieval y por la Calle Mayor y la de Rodrigo Ximénez de Rada.
Hemos aparcado allí mismo. Hoy sí que se podía porque ya se había acabado el puente y las restricciones a los vehículos particulares. En realidad estábamos allí aparcados media docena de coches.
A pesar de que los caminos estaban encharcados y embarrados hemos podido darnos una vuelta hasta el puente por la ruta circular. No ha sido mucho pero ha sido suficiente para que decida que tengo que volver pronto. Y como dicen que a la tercera va la vencida, a ver si en la próxima ocasión tengo la oportunidad de conocer a fondo el Valle de Ordesa.
Cuando hemos dejado Ordesa hemos vuelto a pasar por Torla y ya nos hemos dirigido hacia tierras navarras. Y justo antes de llegar a esta comunidad y al borde del pantano de Yesa hemos parado unos minutos porque nos ha llamado la atención un pueblo que tenía pinta de estar abandonado. Y así es.
Es el pueblo de Esco, que junto con Ruesta y Tiermas fueron abandonados tras ser expropiadas sus tierras para hacer el pantano de Yesa. Solo quedó viviendo allí un pastor y sus tres hijos. Es una pena ver cómo la iglesia está toda caída, igual que la mayor parte de las casas de piedra de las que solo quedan, en el mejor de los casos, algunas fachadas y algunos balcones colgando.
Y ya no hemos parado hasta llegar a Puente la Reina donde hemos vuelto a comer en el mismo restaurante que en el camino de ida. Está claro que nos encantó. Tras dar un paseo por el pueblo, por el precioso puente medieval y por la Calle Mayor y la de Rodrigo Ximénez de Rada.