sábado, 13 de octubre de 2018

Ibón de Piedrafita

Ha amanecido un bonito día para ir al Valle de Ordesa. El problema es que miles de personas han debido pensar lo mismo. Puente de octubre y los accesos al parque cerrados. Solo se permite llegar allí en los autobuses que parten del Centro de Información. Cuando hemos llegado las colas eran kilométricas. Literalmente. Los últimos tenían horas de espera y probablemente cuando llegaran al bus ya estaría cerrado el acceso al parque que limita a 1800 personas por día.



Nos hemos quedado sin saber que hacer. Pero tenía claro que no era la forma en la que quería ver el parque. Así que hemos rebobinado y cogido el coche para hacer otra de las cosas que nos quedaban pendientes: subir a un ibón.  En Aragón se llama ibón a los lagos de montaña de origen glaciar y hay más de 200. El ascenso a algunos de ellos es duro pero no es el caso de el que vamos a ver hoy.




Asi que volvemos al Valle de Tena y nos encaminamos a Piedrafita. A poco de pasar el pueblo hay un parque faunístico y poco más adelante sale una pista bastante ancha que nos lleva casi directamente al Ibón de Piedrafita, a 1.611 metros de altitud. El problema, de nuevo, aparcar: era imposible, estaba todo atascado. Sin saber ya qué hacer y jurando que jamás vuelvo a salir en un puente, me he quedado esperando en doble fila en un lugar en el que no estorbaba a que me dejaran salir de aquel desastre. Con la buena suerte de que en ese momento salió un coche justo a mi lado. Así que por fin aparcamos y nos pusimos a caminar por una pista muy cómoda y perfectamente señalizada.




Había mucha gente pero el entorno es precioso. Mientras vamos ascendiendo las vistas de la Sierra Tendeñera, en la otra vertiente del Valle de Tena, nos dejan sin palabras. Y a nuestra izquierda la Peña Telera, de 2.760 metros de altitud se eleva por encima del ibón como si de un telón de fondo se tratara.



Se pueden tomar algunos atajos pero hemos preferido subir tranquilamente por el camino principal hasta la parte de arriba donde hay un desvío a mano izquierda que, en pocos cientos de metros, te lleva directamente al Ibón de Piedrafita. Al llegar había montón de gente sentada en la pradera comiéndose el bocadillo. Es el precio de salir en medio de un puente.


Además nosotros hemos hecho lo mismo. Tras hacer unas cuantas fotografías nos hemos sentado en unas piedras y hemos sacado nuestra comida. Se estaba de maravilla y no teníamos ninguna prisa. Existía la posibilidad de llegar hasta el Arco Natural, una formación geológica que se alcanza tras caminar unos 2 kilómetros y medio más. Pero hemos preferido dejarlo así.



El camino de vuelta lo hemos hecho por un atajo que baja por un barranco en cuyo fondo corren las aguas formando pequeñas cascadas. Precioso. Después ya hemos bajado por la pista. Hemos hecho muchas paradas haciendo fotos a flores, a las vacas y contemplando como volaban los quebrantahuesos y otras aves rapaces. Como es normal la vuelta se nos ha hecho mucho más corta y al llegar al coche ya no había tanto caos. Así que hemos podido bajar por la carretera sin ningún problema.



Y la última parada ha sido en la iglesia San Miguel, en Linás de Broto, cerca ya de Torla.

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