martes, 9 de octubre de 2018

Torla, Jánovas, Ainsa y Guaso

Nos hemos venido unos días a Torla con la intención de conocer el Valle de Ordesa y hacer unas cuantas rutas por el por los alrededores. Pero hemos tenido la mala suerte de que casi desde que llegamos anoche no ha parado de llover. Y como no quería arriesgarme a que me cayera un buen chubasco en medio de la nada y sin tener sitio donde cobijarnos, pues hoy hemos pasado de hacer la excursión a la cola de caballo del Valle de Ordesa y nos hemos ido a Ainsa.






Por el camino hemos parado varias veces a hacer fotos del maravilloso paisaje que recorremos. Y la primera vez ha sido en poco antes de Gavín, donde paré a fotografiar un impresionante arco iris.




También hemos pasado por más de un pueblo abandonado. Uno de los lugares más sorprendentes ha sido el pueblo abandonado de Jánovas y sus alrededores. El 14 de abril de 1951 se encargó a la empresa Iberduero (actualmente  Iberdrola) un proyecto hidroeléctrico en el valle del Ara que, como resultado, inundaría los pueblos de Jánovas, Lavelilla y Lacort entre otros. 



Todas estas localidades y terrenos pasarían a ser propiedad de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que destinaría parte de esa agua a la comarca de los Monegros. En 1960 comenzaron las expropiaciones y, ante la resistencia de los vecinos, llegaron a dinamitar sus casas, talar los frutales y olivos, destruir sistemas de regadío, cerrando las escuelas o cortando la luz y el agua. Aún así, hasta 1984 no se despobló el pueblo por completo.




En 2001 un nuevo estudio dicta que el pantano no es viable económica y medioambientalmente y se inicia la reconstrucción del pueblo. A la derecha de la carretera hay señalizado un mirador desde el que se puede contemplar una bonita panorámica de Jánovas con el río Ara en un primer plano y las montañas al fondo.





Pero nuestro destino hoy es Aínsa, uno de los pueblos más bonitos de España. El año pasado ya estuvimos, pero merece la pena repetir y darse un buen paseo por su precioso casco antiguo.





Además la vez pasada no habíamos podido entrar a la iglesia románica y esta vez hemos tenido la oportunidad de conocerla y de bajar a su cripta, toda una sorpresa.




Y qué decir de el sencillo e irregular claustro gótico al que se puede acceder desde el interior de la iglesia. Una maravilla.



Después hemos estado un buen rato tomando algo en una terraza en los soportales de la Plaza Mayor. Una de las plazas medievales más bonitas que he visto. Y después de dar un paseo por el casco antiguo y la plaza, hemos estado por el recinto del castillo y subido a lo alto de la muralla.





Desde arriba podíamos contemplar en un monte coronado por una torre, a lo lejos. Es la torre de la iglesia de San Salvador de Guaso y después de buscarla en el mapa y en el navegador, para allá que nos hemos ido. Para acceder, la carretera es la típica de montaña muy estrechita, sin raya pintada ni nada de nada. Pero como hemos tenido la suerte de no encontrarnos con ningún otro vehículo pues las rampas y las curvas no han pasado de ser una anécdota.



Guaso es un ejemplo de poblamiento medieval con numerosos barrios o grupos de casas diseminadas por la ladera sur de O Tozal. La iglesia de San Salvador se encuentra en la parte superior del cerro en el que se sitúa el pueblo, en el barrio de el Tozal, formado un conjunto con el crucero y el esconjuradero.



La iglesia data del siglo XII, es de estilo románico y según las leyendas perteneció a los templarios, La torre, así como como el pórtico, la pila bautismal y alguna capilla pertenecen al siglo XIV.



Cerca de la iglesia, subiendo un poco hacia la izquierda, está el Esconjuradero, una construcción popular desde la cual el sacerdote y los habitantes del pueblo invocaban para desviar o hacer desaparecer las tormentas o las plagas que pudieran malograr las cosechas. Debía situarse en un lugar que disfrutara de una amplia panorámica sobre los territorios de los alrededores. Así las vistas desde aquí abarcan el Valle del Ara, Monte Perdido, los Treserols... aunque hoy con lo que llovía había ratos que no veíamos más que a unos pocos metros por delante de nuestras narices.


A media tarde la lluvia ya ha sido exagerada y nos hemos vuelto a Torla y al hotel. No hemos salido ya y hemos cenado en el hotel.

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