miércoles, 10 de octubre de 2018

Jaca y el Valle de Bujaruelo

Hoy nos han vuelto a despertar las vacas que pasaban por la calle por delante de nuestro hotel haciendo sonar sus cencerros. Cómo sigue lloviendo, pues hoy nos hemos decantado por ir a Jaca.


Ya estuvimos en Jaca el año pasado, pero fue una visita un poco rápida, así que hoy vamos a completarla. Hemos llegado y aparcado el coche fuera de la zona monumental para no tener problemas. Nos hemos acercado a el Real Monasterio de Benedictinas, a ver la maravilla que es el Sarcófago de Doña Sancha.





A su autor, desconocido, se le conoce como "el Maestro de Doña Sancha". El sarcófago, obra clave del románico funerario español y europeo, fue encargado por el rey Pedro I para su tía Doña Sancha, hija de Ramiro I, primer rey de Aragón, en el siglo XII. El año pasado quisimos verlo pero no fue posible y hoy una amable monja nos ha abierto para que pudiéramos contemplarlo junto con una colección de murales.




Hemos seguido por la Calle Mayor, pasando por delante del Ayuntamiento y girando hacia la derecha  por la calle Echegaray, llegamos hasta la  Plaza de la Catedral, estrecha y larga, con soportales y terrazas de un lado y la Catedral de San Pedro del otro.




Primero paramos a tomarnos un café en los soportales y después hemos entrado a la catedral. Se puede ver gratis, solo hay que meter una moneda en una máquina para que se ilumine. Pero el Museo Diocesano es de pago,  6 €. La verdad es que creo que sí que merece la pena verlo porque guardan auténticas joyas del románico de los Pirineos. Y además se puede ver el Claustro de la catedral.





Cuando hemos salido del museo nos hemos dirigido hacia la Ciudadela, mandada construir por Felipe II para proteger la zona de las invasiones francesas. La realidad fue otra... Hemos estado dudando si entrar a visitarla pero al final solamente la hemos visto por fuera.




Así que hemos vuelto al centro de Jaca, esta vez a la Torre del Reloj. Y en esa zona había varios bares y restaurantes con muy buena pinta. En uno de ellos hemos estado tomándonos un excelente vino del Somontano con unas contundentes croquetas.


Y con esta aperitivo nos hemos vuelto para el coche y hemos seguido hasta llegar al valle de Bujaruelo. La carretera está bien asfaltada hasta el desvío que lleva al Valle de Ordesa. A partir de ahí se convierte en una pista en no muy buen estado para entrar con un coche que no sea todoterreno.





Aún así, despacito, hemos llegado hasta el refugio de Bujaruelo, antiguo hospital de peregrinos construido en el siglo XII por los caballeros hospitalarios para los peregrinos que pasaban el puerto de Gavarnie desde Francia.





Junto al refugio se encuentran los restos de la ermita de San Nicolás, primer templo que encontraban los peregrinos tras pasar el puerto de Gavarnie o Bujaruelo y, al lado, el puente medieval de piedra y de un solo ojo de San Nicolás.




Un entorno precioso del que parten numerosas rutas. Pero hemos podido disfrutarlo muy poco tiempo. Un paseo corto y de nuevo ha empezado a llover. Ni siquiera era una lluvia normal. Era un diluvio y desde luego nos hemos calado en cuestión de segundos y eso que no estábamos muy lejos del coche. Hemos esperado un poquito a que despejara y nos hemos vuelto hacia Torla.


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