domingo, 22 de octubre de 2017

Aragón: Zaragoza

Llegamos anoche a la capital de Aragón y después de acomodarnos en el hotel salimos a cenar a una croqueteria cercana. Seguimos por la calle Conde de Aranda hasta la calle Alfonso I, desde la que ya se veía una de las cúpulas de la Basílica del Pilar. 




Antes de llegar a la enorme Plaza del Pilar entramos en el Pasaje del Ciclón, uno de los pocos pasajes comerciales decimonónicos que aun se conservan en algunas ciudades españolas, como el escondido Pasaje Gutiérrez de Valladolid. Éste estaba lleno de gente que cenaba o se tomaba algo en sus bares, restaurantes, cafeterias y terrazas. Pasamos por el lateral de la Lonja y cruzamos el Puente de Piedra para tener una bonita vista nocturna de Zaragoza.




De vuelta hacia la Plaza del Pilar nos dirigimos hasta la Seo y la rodeamos. Volvimos a la plaza y ya volvimos hacia el hotel, no sin antes entrar en la Plaza de San Pablo y admirar la Iglesia y, sobre todo, la torre.



El Palacio de la Aljafería de Zaragoza es uno de los monumentos de arte islámico más destacados de España. Hoy, domingo, la entrada era gratuita y a las 10:30 salía la primera visita guiada. Lo malo, que éramos un grupo demasiado grande.




Lo bueno, que las explicaciones de la guía hacen que por un momento cambies de época y te sumerjas en el siglo XI, cuando fue construido como residencia de recreo para Al-Muqtadir, el rey de una de las taifas más importantes de la España musulmana: la Taifa de Saraqusta.




En la época de Al-Muqtadir se construyeron el precioso Patio de Santa Isabel, los Pórticos norte y sur, el Salón Dorado y la pequeña mezquita que conserva muchos de sus antiguos colores y elementos gracias a la grasa que recubría sus paredes cuando se usó este lugar como cocina del cuartel que ocupó el palacio.



El que fue conocido como Palacio de la Alegría ha tenido muchos más inquilinos. Aquí han vivido Alfonso I el batallador, Pedro IV el Ceremonioso, que añadió el Palacio Mudéjar, los Reyes Católicos que añadieron la segunda planta...




También fue prisión de la Inquisición, cuartel militar y, ya en la actualidad, sede de las Cortes de Aragón. En 2001 la Unesco lo nombró Patrimonio de la Humanidad.




Y después hemos ido al Torreón de la Zuda, la torre del homenaje y el único resto que queda del Palacio de la Zuda, el alcázar de Saraqusta. Hoy está aquí la Oficina de Turismo y se puede subir al mirador que hay en la quinta planta, desde donde se ve una panorámica de los restos de la Muralla Romana, el Pilar o el mercado.



La Basílica del Pilar es tan grande que es prácticamente imposible encuadrarla en el objetivo de la cámara a no ser que cojas distancia. Y eso hemos hecho, pasar el Puente de Piedra, y desde él o desde la otra orilla hacer una de las fotografías más típicas de Zaragoza. Esta vez de día.



La visita al interior de la Lonja es gratuita. Se trata de un edificio renacentista en el que había una exposición, pero sinceramente yo no tenía ojos más que para los preciosos techos de bóvedas de crucería de estilo gótico tardío.



Y de seguido a ver las Termas y el Teatro Romano. Es lo que tiene ser una cuidad milenaria, que por ella han pasado muchas culturas y por suerte todas ellas han dejado su recuerdo. Acababan de cerrar, pero desde un mirador que hay en la calle San Jorge se ve perfectamente el teatro.


Y como tanto andar estábamos ya un poco cansados, nos sentamos en un bonito café donde al final hemos comido y así ha pasado el tiempo hasta las cuatro de la tarde, hora en que se abría la Seo, la catedral de Zaragoza. 
Yo he estado a punto de no entrar, porque me ha pasado lo que en Teruel, que te cobran la entrada pero no te dejan hacer fotografías. Me parece tan cutre... Pero al final hemos entrado. Y merece la pena, pero sigo pensando que hay que ser miserias por cobrarte y no ser capaces ni de dar un triste folleto explicativo, ni dejar hacer fotos, ni siquiera iluminar como es debido el templo, que si no fuera porque era pronto y el sol entraba por las ventanas...


Cerca de la Seo está la Iglesia de la Magdalena, cuya torre es otra de las joyas del mudéjar aragonés (otra es la de San Pablo). Desde ella ya volvimos a la plaza del Pilar y entramos a la Basílica. Tampoco se pueden hacer fotografías, aunque había una legión de personas haciendo fotos con móviles e incluso tabletas a la Virgen de Pilar... Pero al menos no cobraban entrada. Aunque sólo fuera por eso, me he portado bien y he guardado la cámara.




La tarde estaba preciosa, parece mentira que casi en noviembre estemos de manga corta, así que paramos a tomar un cafetito frente a la Basílica. Caía la tarde cuando llegamos al hotel, y antes de cenar he hecho una escapada hasta la Almudaina para hacer unas fotos nocturnas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonita la de la luna!
Mira que he estado en Zaragoza..., pero claro, a mí se me escapan muchas cosas, muchos detalles :-))). cómo siempre que guay leerte mi viajera callejera :-)*
...Y la mayoría de veces que paso por Zaragoza, paso de largo por la autopista.
Neutrina

Cdeiscar dijo...

Lo malo de las autopistas es que al final no paramos en ninguna parte...
Lo bueno es perderse, pero perderse de verdad por esas carreteras horrorosas que de repente te llevan a lugares increíbles a los que no llega la gente precisamente por eso, porque las carreteras son muy malas y nos hacemos muy cómodos.