Como es nuestro segundo día en Riga hemos aprovechado para levantarnos un poco más tarde y desayunar tranquilamente antes de dejar las maletas en recepción para que nos las guarden hasta que vayamos para el ferry que hace el trayecto hasta Estocolmo, a las 17:30.
Nos hemos dado un paseo hasta la Catedral ortodoxa de la Natividad de Cristo, que destaca sobre todo por sus cúpulas doradas. Fue construida en el siglo XIX, durante la época en la que Letonia perteneció al Imperio Ruso. Después de convertirse en iglesia luterana e incluso en planetario, desde que Letonia se independizó ha vuelto a su antigua función.
Dentro estaba prohibido hacer fotos, así que como la decoración no era excepcional no estuvimos mucho tiempo sino que salimos para ir a la cercana Iglesia luterana de St. Gertrude Old Church. En el interior no había ningún problema con las fotos así que solamente metimos unas monedas en una hucha para las obras de restauración.
Dentro estaba prohibido hacer fotos, así que como la decoración no era excepcional no estuvimos mucho tiempo sino que salimos para ir a la cercana Iglesia luterana de St. Gertrude Old Church. En el interior no había ningún problema con las fotos así que solamente metimos unas monedas en una hucha para las obras de restauración.
De vuelta hasta el centro pasamos ante el emblemático Monumento a la Libertad, que esta en restauración y cruzamos hasta el edificio de la Ópera Nacional de Letonia, enfrente de la Universidad y junto al Parque Bastejkalns, que rodea la ciudad vieja porque fue creado en el s. XIX, tras derribar las murallas de la ciudad. Un canal navegable, el Pilsetas, parte en dos el parque.
La mañana estaba revuelta y tan pronto llovía como salía el sol. Nosotros seguimos caminando hasta el edificio de la Academia de Ciencias, un rascacielos de 108 metros de altura de corte estalinista que recuerda a los de Moscú.
En lo alto de la torre hay un mirador que ofrece vistas de 360º de Riga. Se sube hasta el piso 15 en ascensor y luego un par de tramos de escaleras y su precio es de 5€. Podemos ver el casco antiguo en el que destaca otro de los miradores de Riga: la torre octogonal de la Iglesia de San Pedro con las naves del Mercado Central delante. Girando en el sentido de las agujas del reloj vemos la Estación Central y al fondo la silueta de la Catedral de la Natividad.
Después el río Daugava y sus puentes, destacando el Puente de Piedra. Y del otro lado del río, la Biblioteca Nacional de Letonia, un moderno edificio de forma triangular.
En los alrededores de la Academia de Ciencias quedaban algunas casas antiguas de madera y el Monumento al Holocausto y museo (gratuito) del Gueto de Riga.
El Mercado Central de Riga está al lado y es enorme. Tiene aproximadamente 72.000 metros cuadrados y cuando abrió sus puertas, en 1930, se dijo de él que era el más grande y moderno del mundo.
Para ello se recuperaron los hangares abandonados de los zeppelines del ejercito alemán, que hoy se han convertido en el símbolo del Mercado Central de Riga.
Para ello se recuperaron los hangares abandonados de los zeppelines del ejercito alemán, que hoy se han convertido en el símbolo del Mercado Central de Riga.
Seguimos andando hasta el centro por la orilla del río y deambulamos un rato. En Riga hay mucha vida, mucha gente tocando y cantando en las calles. Buscamos un sitio para comer antes de ir a por las maletas y todavía nos dio tiempo a comer un helado en uno de los puestecitos que hay repartidos por las calles del centro.
El puerto esta cerca y fuimos en una hora antes. El ferry es el Tallin y ya tiene unos añitos. Los camarotes son un zulo muy incómodo, pero solo es una noche...
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