Jaipur es ruidosa. Mucho.
Al habitual y constante sonido de los cláxones hay que añadir que había una fiesta en honor a algún dios, puede que Ganesh, y la gente iba cantando por la calle.
Y hoy nos hemos encontrado que había huelga para protestar por la subida de los precios y la corrupción... qué pequeño es el mundo. Iban unos chavales en moto obligando a los comerciantes a cerrar sus negocios.
Pero no he visto violencia por ninguna parte.
La primera visita de hoy ha sido al fuerte Amber, a pocos kilómetros de Jaipur y antigua capital fundada en el siglo XVI por un comandante del ejército de Akbar. Está en lo alto de una colina entre montañas verdes, con vistas al lago Maotha y rodeado de murallas.
Hemos hecho la entrada por todo lo alto, literalmente, ya que la subida hasta el patio principal por una empinada cuesta la hemos hecho a lomos de un elefante, al más puro estilo turista. Y el hombre que llevaba al nuestro, el mahout, se debía creer un piloto de carreras porque iba adelantando a todos los demás.
Y así hemos empezado hoy. El fuerte es muy grande, con patios, palacios y estancias varias. Se entra al recinto por una puerta llamada Suraj Pol. Desde ella se accede al Jaleb Chowk, un gran patio en el que terminan su viaje los elefantes. Tras subir una escalera llegamos a otro patio en el que encontramos la Sala de Audiencias o Diwan.i-am, con columnas de arenisca roja.
También allí se encuentra la puerta Ganesh Pol, llamada así por la efigie del dios que hay encima de la entrada, y a través de la cual se accede a la zona privada de la fortaleza. En su parte alta tiene jali, celosías por dónde podían asomarse las mujeres.
A un lado del nuevo patio está el Diwan-i-khas, de mármol blanco y muy decorado, y del otro lado se encuentra el Shish Mahal, una sala enteramente decorada con espejos y vidrieras de colores.
Enfrente se halla el Sukh Mahal o Palacio del Placer, con paredes de mármol sobre las que caían cascadas de agua para refrescar el ambiente y puertas de marfil y sándalo.
En la parte más antigua se encuentra la zenana, la parte de las mujeres. En torno a un patio central se encuentran las habitaciones, en la planta baja para las princesas y en los pisos superiores para las concubinas.
Cuando el guía dio por terminada su pequeña explicación y nos dejó tiempo para hacer fotos cometió un pequeño error. Debía pensar que en diez minutos lo arreglábamos, pero me he perdido, literalmente, durante más de una hora.
Los palacios constituyen un laberinto de pasillos, estancias y miradores que se suceden sin ninguna indicación. Pero a mi me encanta vagabundear y encontrar sorpresas que si no me perdería.
Y esta vez no hubiera visto la mitad del fuerte, que el guía nos dijo que estaba en obras y yo pude visitar sin ningún problema. En vista de que yo me había dado cuenta, hizo como que la visita continuaba y nos guió por la parte que se había saltado. Que cruz de hombre.
Los palacios constituyen un laberinto de pasillos, estancias y miradores que se suceden sin ninguna indicación. Pero a mi me encanta vagabundear y encontrar sorpresas que si no me perdería.
Y esta vez no hubiera visto la mitad del fuerte, que el guía nos dijo que estaba en obras y yo pude visitar sin ningún problema. En vista de que yo me había dado cuenta, hizo como que la visita continuaba y nos guió por la parte que se había saltado. Que cruz de hombre.
De vuelta a Jaipur hemos hecho una breve parada en el palacio del lago, el Jal Mahal. Allí, mientras hacíamos unas fotos, había unos chiquillos pescando. Es ilegal, de vez en cuando se pasa la policía y tienen que salir corriendo, pero en el rato que hemos estado han logrado una buena cesta. Pescaban sin caña, solamente tirando un sedal con el cebo y con una facilidad pasmosa. Debe ser que el lago está lleno de peces.
Desde ahí nos hemos dirigido al Jantar Mantar, el mejor conservado de los cinco observatorios astronómicos construidos por el maharajá Jai Singh en 1728 y que consiste en catorce estructuras arquitectónicas que permitían estudiar el movimiento de los astros, la predicción de eclipses, la medición del tiempo, la llegada de los monzones...
Desde ahí nos hemos dirigido al Jantar Mantar, el mejor conservado de los cinco observatorios astronómicos construidos por el maharajá Jai Singh en 1728 y que consiste en catorce estructuras arquitectónicas que permitían estudiar el movimiento de los astros, la predicción de eclipses, la medición del tiempo, la llegada de los monzones...
Nuestra visita ha continuado por Palacio de la Ciudad, antigua (y actual) residencia de los maharajás de Jaipur. El sistema es conocido, enseñan una parte del palacio para sacarse unos buenos dividendos y viven tan tranquilamente en la zona más apartada el tiempo que pasan en el país, porque parece que pasan la mayor parte del año en sus residencias de Londres, que es mas fino.
Es un complejo que incluye varios palacios y edificios, como el Mubarak Mahal, construido en una mezcla de estilos europeos, musulmán e hindú en el siglo XIX como centro de recepción y en el que ahora hay un museo textil, con gran variedad de trajes de la familia real. Destacan los ropajes de Sawai Madhosinh I, que a pesar de sus doscientos cincuenta kilos de peso tenía ciento ocho esposas. Otra cosa es si las hacía mucho caso o no, pero que le gustaba la buena vida es indudable.
Otro de los palacios del complejo es el Chandra Mahal, dónde vive la familia. Destacan también el Diwan-i-Aam o Sabha Niwas, un salón de audiencias ricamente decorado con un trono para el maharajá.
En el Diwan-i-Khas hay dos grandes recipientes de plata con capacidad para 4.000 litros y un peso de 340 kilos diseñados por un maharajá para llevar agua del Ganges en su viaje a Inglaterra y así poder beber agua sagrada durante su estancia allí, no se fuera a contaminar bebiendo otra cosa.
La última parada de hoy ha sido en el Palacio de los Vientos o Hawa Mahal, un edificio de cinco pisos que servían de mirador a las mujeres del harén, que de esta manera podían contemplar la calle sin ser vistas. Está construido en arenisca roja y rosa y se ha convertido en el símbolo de la ciudad y máximo exponente de la arquitectura de Rajasthán.
Y de ahí al hotel. Hoy es pronto, no se si saldremos a dar una vuelta por nuestra cuenta. Por un lado me gustaría, pero por otro me da mucha pereza... De todas formas sólo con estar a la puerta del hotel ya se disfruta de todo un espectáculo. Tenemos enfrente un mercado de frutas y verduras, una parada de autobús, otra de motocarros y cuatro vacas descansando en la mediana. Las motos pasan cargadas con familias enteras: el hombre delante con el casco, los niños en medio y la mujer detrás, con sari y en sentadillas. No hace falta salir mas.
3 comentarios:
Soy Pilar, la profesora de tu sobrina Beatriz y quiero decirte que me ha gustado mucho ver las fotos de Jaipur, ya que he estado recientemente allí. Mis fotos están abarrotadas de turistas y las tuyas me han parecido estupendas y bellísimas.
Tus explicaciones mucho mejores que las de nuestro guía (no era una cruz, era un calvario). Por cierto, probablemente, me animaré mañana a hacer la musaka que nos juntamos toda la familia. Seguiré tu blog, me ha gustado.
Soy Pilar, la profesora de tu sobrina Beatriz y quiero decirte que me ha gustado mucho ver las fotos de Jaipur, ya que he estado recientemente allí. Mis fotos están abarrotadas de turistas y las tuyas me han parecido estupendas y bellísimas.
Tus explicaciones mucho mejores que las de nuestro guía (no era una cruz, era un calvario). Por cierto, probablemente, me animaré mañana a hacer la musaka que nos juntamos toda la familia. Seguiré tu blog, me ha gustado.
Gracias, Pilar.
Yo también conozco tu blog y me parece un complemento estupendo para los niños.
Nosotros estuvimos en septiembre y muchos lugares estaban literalmente desiertos, lo cual es una gran suerte a la hora de hacer fotografías. Y el guía era una pena, así que teníamos que estudiarnos las visitas por nuestra cuenta... Una pena porque creo que influye mucho en la impresión que nos llevamos de un país la manera de ser y de trabajar que tengan los guías.
¡Disfrutad de la moussaka!
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