viernes, 26 de julio de 2013

Tailandia: Bangkok


Es una maravilla poder desayunar tranquilamente y sin presiones. Y no es que nos hayamos pasado la mañana en el restaurante, ni mucho menos, porque a las ocho estábamos buscando la parada "Oriental" del Chao Phraya Express. 


No ha sido difícil y nos hemos parado en Tha Tien, frente al templo Wat Arun, el Templo de la Aurora, el más antiguo de Bangok y uno de los más bonitos para mi gusto. Pero como de encuentra en la otra orilla,  hemos tenido que coger una lancha que nos cruzara el río para poder acceder al templo.


Lo más destacable en él es su prang o torre central de estilo jemer y al que se puede subir por unos empinadísimos escalones. Salvando las diferencias me recuerda las pirámides mayas. Está decorada con millares de trocitos de cerámica y conchas que relucen con el sol.


A primera hora de la mañana el cielo estaba casi despejado y la temperatura aún no era muy alta. Además, al estar en la orilla occidental del río, el sol de la mañana le iluminaba y hacía que destacase aún más su altísimo prang.


Tiene además varios pabellones y una Sala de Ordenación con dos demonios guardianes.  


Apenas había turistas y eso le daba un encanto especial. Subiendo hasta el segundo nivel por unos empinadísimos escalones se disfruta de las vistas sobre el río, el Palacio Real, el Wat Pho...


Era tan especial estar ahí arriba que ni siquiera he sentido vértigo. Creo que estaba demasiado concentrada en el panorama que se divisaba como para preocuparme por la altura a la que estaba.


Cruzando de nuevo el río, hemos tenido un poco de lío para coger el siguiente barco hasta la parada de Thewet, más que nada porque no todos los barcos paran en todos los embarcaderos. 


Después de mucho preguntar hemos alcanzado el muelle más cercano al barrio de Dusit. Yendo hacia la gran Plaza Real o Lan Phra Ratcha Wang Dusit, hemos tenido que atravesar un mercado popular que estaba a los lados de un klong o canal. Los olores han sido tan fuertes que se me ha revuelto el estómago y hemos tenido que atravesarlo a toda prisa. Al fin hemos llegado al Salón del Trono o Ananta Samakhom, que fue la antigua sala de recepción del Palacio de Dusit, construido en mármol de Carrara y de estilo neoclásico por arquitectos italianos. 


Pero no lo hemos visto más que por fuera. Para entrar tenía que ponerme un pareo, se conoce que lo de las mujeres con pantalones no mola, y dejar todas nuestras pertenencias, incluidas las cámaras de fotos, en una taquilla. 


Yo he pasado, así que hemos ido a ver el cercano templo de mármol, el Wat Benchamabophit. Es uno de los más bonitos que hemos visto, de mármol blanco y tejados rojos, con pinturas doradas y de colores. 


También aquí había poca gente. Está claro que los turistas se concentran en el Palacio Real y el Wat Pho, lo cual agradezco infinitamente.


Tiene además unos bonitos jardines y una zona donde viven los monjes budistas. 


De nuevo el calor nos ha hecho plantearnos si subíamos a la Golden Mountain o lo dejábamos y seguíamos hacia la Casa de Jim Thompson. Hemos decidido esto último por unanimidad. Pero estaba más lejos de lo que creíamos y nos hemos perdido un par de veces. Las calles aquí son para vehículos, no para peatones. 

Una chica tailandesa, al vernos consultar el mapa, se ha parado a preguntarnos muy amablemente si podría ayudarnos. Yo ya me había orientado pero era tan agradable y estaba tan deseosa de ayudar... Nos ha acompañado un buen trecho, hasta que se ha asegurado de que llegaríamos sin problemas.


La Casa de Jim Thomson está escondida en un callejón cerca de un klong. Pero desde luego merece la pena buscarla. Es una construcción típicamente tailandesa, formada por seis casas procedentes de distintas regiones. En su interior guarda una colección de obras de arte de diversas procedencias. Es preciosa y tiene uno de los restaurantes más acogedores en los que he estado últimamente. 


Nos hemos quedado a comer y luego hemos hecho el recorrido, pasando por la tienda donde no me he resistido a una pashmina de seda y contemplado a unas chicas que hacían una representación hilando la seda o bailando danzas tradicionales. 


Al salir y porque ya cerraban, nos han acercado al MBK en un carrito eléctrico parecido a los del golf.
En el MBK no he comprado más que una tarjeta de memoria para la cámara, porque estoy haciendo muchas más fotos de las que pensaba. Es verdad que había camisetas muy baratas, falsificaciones de todo lo imaginable, pero no me sentía inspirada sino muerta de cansancio y sin ninguna gana de ponerme a regatear.
Pensábamos volver en taxi pero a los dos que hemos preguntado se han negado a poner el taxímetro. Que les den. 


Después un tuc tuc nos ha pedido 200 bath y le he dicho que nada. Según íbamos andando ha parado otro y el chaval me ha pedido de nuevo 200 bath. Tras un tira y afloja me lo ha dejado en 100. Y menos mal que no hemos venido andando, hubiera sido demasiado. Ahora hay que hacer la maleta porque mañana salimos hacia el norte. Comienza el circuito y los próximos días no vamos a repetir hotel.

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