Vuelta a casa

A pesar de que nos faltaba alguna cosa de ver por Porto, hemos pensado que lo mejor era volver.

He programado el gps y se ha vuelto a repetir la odisea con los arcos de la autopista de peaje como a la ida. Imposible pagar, así que nada, me resignaré a que me manden una multa, un requerimiento de pago o lo que les dé la gana: me he rendido.

La anécdota del día ha sido que cuando pasamos la frontera y yo pensaba que estábamos entrando en la provincia de Salamanca, hemos visto un cartel que nos indicaba que Verín estaba a pocos kilómetros. De repente me he quedado pensando que dónde coños estábamos y qué hacíamos en el sur de Orense. 

Luego, mirando el mapa, me he dado cuenta de que efectivamente se trataba del trayecto más rápido, así que por la autovía de las Rías Baixas hemos llegado a Puebla de Sanabria.
Aquí hemos parado en el restaurante del hostal Carlos V, recientemente renovado y con una camarera muy simpática. Los cafés y las tartas estaban buenísimos y nos han dado ganas de quedarnos allí unos días para conocer la zona. Otra vez será. Queda apuntado.

Ya sólo quedaba volver a casa.