Comienza nuestra aventura por tierras de Tailandia y Camboya. Y comienza temprano porque el autobús que me deja en el aeropuerto sale a las seis de la mañana. Hacía ya unos meses que no lo cogía, últimamente había ido en el AVE, pero me ha sorprendido agradablemente. Era nuevo y cada asiento tenía su pantallita de ordenador con todas sus funciones, desde facebook o skipe hasta un menú para películas o música y juegos. Se agradece sobre todo cuando tienes que pasar tres horas de viaje y se tolera mejor tener a un psicópata detrás poniéndote los pies encima del asiento. Otro cambio respecto a anteriores ocasiones es que antes, aunque su destino final era la T4, paraba también en la T1. Sin embargo esta vez ha ido directo y he tenido que coger el autobús verde del aeropuerto y, casualidades de la vida, he coincidido con una compañera de trabajo que se iba de viaje de novios, y en nuestro mismo vuelo. Qué pequeño es el mundo.
El avión de THAI es del tipo 3-3-3 y por suerte me han asignado ventanilla y en las primeras filas. Pero lo alucinante ha sido cuando nos han entregado la carta con los menús que vamos a tener a bordo junto con una bebida. Increíble, un gin tonic con Blue Saphir, preparado con su limoncito y todo y sin cobrarlo. Después la comida. Nada que ver con lo que me tienen acostumbrada las demás líneas aéreas. Esto era comida de verdad. Bueno, el viaje no ha podido tener mejor comienzo.
A pesar de todo no he dormido casi nada, así que al aterrizar a las cinco y media de la mañana locales estaba un poco zombie. Ha ido a buscarnos una guía que ha llegado tarde y hemos descubierto que somos todo el grupo. Otra vez viaje privado. Habla hasta por los codos y bastante mal, cuesta entenderla. Lo primero que ha avisado es que no teníamos habitación en el hotel hasta las dos de la tarde. Alucinante. No habían reservado para esta noche. Y después nos dice que la visita a los templos y el Palacio Real eran para mañana. Me he negado y le he mostrado el programa. Ya que no podemos ir a la habitación al menos podremos aprovechar la mañana haciendo las visitas. No ha tenido más remedio que ceder.
Wat Tramit |
Llovía intermitentemente y flojito pero casi no ha parado. El primer templo ha sido el Wat Tramit. Está en el barrio chino y es famoso por tener un Buda de oro macizo. El origen de la imagen es incierto aunque se piensa que es del período de Sukhothai.
En algún momento a lo largo de los años se le recubrió de una gruesa capa de yeso y se le pintó encima. Así permaneció en las ruinas de la ciudad de Ayutthaya sin llamar la atención a nadie hasta que, siglos más tarde, se llevó a un templo de Bangkok. No fue hasta el año 1954, cuando ya se hallaba en su actual ubicación en el Wat Tramit, cuando durante un traslado del lugar en el que se hallaba a un nuevo viharn, se cayó y su revestimiento exterior se rompió, revelando que la estatua, de cinco toneladas y media, era de oro macizo.
En algún momento a lo largo de los años se le recubrió de una gruesa capa de yeso y se le pintó encima. Así permaneció en las ruinas de la ciudad de Ayutthaya sin llamar la atención a nadie hasta que, siglos más tarde, se llevó a un templo de Bangkok. No fue hasta el año 1954, cuando ya se hallaba en su actual ubicación en el Wat Tramit, cuando durante un traslado del lugar en el que se hallaba a un nuevo viharn, se cayó y su revestimiento exterior se rompió, revelando que la estatua, de cinco toneladas y media, era de oro macizo.
Wat Tramit |
Después hemos ido al Gran Palacio de Bangkok y al templo de Wat Phra Kaew.
El Wat Phra Kaew o templo del Buda Esmeralda está dentro del recinto del Palacio y es el más importante del país. Tiene una rica decoración y en el se alberga la famosa imagen que en realidad es de jade verde.
El Gran Palacio Real es un enorme complejo de edificios que empezaron a construirse en el siglo XVIII y que fueron residencia real hasta el siglo XX.
Gran Palacio de Bangkok y Wat Phra Kaew |
Está situado a la orilla del río Chao Phraya que le sirve de protección junto con una muralla blanca y un canal.
Aunque el rey no tiene fijada su residencia en él, sigue siendo el lugar en el que se celebran actos oficiales como coronaciones, matrimonios o funerales reales.
Gran Palacio de Bangkok y Wat Phra Kaew |
Por último hemos visto el Wat Pho. Es conocido como el Templo del Buda Reclinado por la gran estatua de quince metros de altura y cuarenta y tres de largo que guarda. Tiene unos enormes pies llenos de símbolos e incrustaciones de nácar.
Wat Pho |
Además el templo es sede de una escuela de masaje tailandés y hogar de más de mil imágenes de Buda.
Wat Pho |
Los jardines albergan noventa y un chedis o stupas, cuatro viharas o salones y un bot o santuario.
Wat Pho |
El claustro exterior contiene las estatuas de cuatrocientos budas. No son todos iguales, sino que son de diferentes estilos y en distintas posturas
Wat Pho |
Menos mal que el chófer nos llegaba hasta la misma puerta de los sitios que visitábamos, porque el calor, la humedad y el gentío, en especial en el palacio que estaba lleno de chinos, eran muy agobiantes.
Aproximadamente a las dos hemos vuelto al hotel y estaba ya la habitación, en el piso dieciséis y con buenas vistas. He explorado un poco y en la séptima planta estaba la piscina.
La guía nos ha recomendado un sitio para darnos un masaje no muy lejos del hotel, en la zona de Silom. Hemos quedado a las cuatro. Dos horas de masaje que, con el cuerpo que teníamos, no sé si nos ha matado del todo o nos ha dejado como nuevos.
Hemos finalizado con un paseo hasta el parque Lumpini donde había gente haciendo deporte, aeróbic, corriendo, pesas... Cuando hemos llegado al hotel nos hemos dado un bañito en la piscina y a la cama a las diez. Han sido dos días muy largos.
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