La vida

Hay personas que se hunden ante las adversidades. A la primera de cambio se vienen abajo y ya no hay manera de que remonten. 

Otras, en cambio, y pese a los golpes que les de la vida, remontan el vuelo una y otra vez, inasequibles al desaliento, sacando fuerzas quién sabe de dónde y dando ánimos a la gente que tienen alrededor. Generalmente te sorprenden porque, a priori, nunca imaginarías semejante fortaleza.

Yo tengo la suerte de conocer a alguien así. Por más que la conozca tiene la facultad de sorprenderme de vez en cuando. Y si alguien expresa ante ella extrañeza por su actitud frente a la vida, ella, sencillamente responde que es lo que le ha tocado vivir y que no puede permitirse el lujo de venirse abajo. Que, por supuesto tiene sus momentos de "bajón" pero esos procura guardárselos para ella misma, para cuando, en la soledad de su casa, recuerda a los que ya se fueron.

El resto del tiempo no para, hace deporte, cuida su jardín, queda con amigas, juega con sus nietos, se conecta a internet y revisa su correo, sus redes sociales o habla por videoconferencia con sus hermanas que no viven en España.

Y le gusta viajar. Cada vez que puede aprovecha para hacer una escapada y ver esos lugares que nunca pensó que llegaría a pisar, pero que conocía y que la "llamaban" desde hace tiempo. Porque es una asidua de los documentales de la 2 y de la música clásica, que suena a cualquier hora en su casa o en su mp3. Ella canta o tararea musiquillas mientras faena en la cocina, mientras realiza sus ricos platos en cantidades industriales pese a que vive sola. Pero todos agradecen sus "tupper", sus croquetas o los ricos bizcochos de manzana y nueces.

Ella es, y siempre será, un referente para todos los que tenemos la suerte de conocerla.